Una experiencia de pacificación

Refugiados en la metodología de la vieja izquierda, el paro agropecuario adquirió la insólita forma de “por tiempo indeterminado”. El discurso de Cristina, en particular el primero, resultó el más adecuado al tono crispado que impusieron las demandas del “campo”.

Por Artemio Lopez

Refugiados en la metodología de la vieja izquierda, el paro agropecuario adquirió la insólita forma de “por tiempo indeterminado”. El discurso de Cristina, en particular el primero, resultó el más adecuado al tono crispado que impusieron las demandas del “campo”. Una respuesta a la altura de la voracidad sectorial que trata de presionar al Gobierno democrático hasta que cambie “sí o sí” un modelo económico votado por el 45% de los argentinos hace un par de meses, de cuyo núcleo de sustentación elemental forma parte el esquema de retenciones móviles.

El reclamo de baja universal en las alícuotas, que distribuiría los beneficios en proporciones similares a la enorme concentración de la actividad, privilegiando en una proporción de 9 a 1 a los grandes grupos, construyó sin embargo su legitimidad, no como queja por la baja de las megatasas de ganancias de los grandes aglomerados, sino reclamando por la sobrevida del pequeño y mediano sujeto agrario, una trama extensa de productores de escala reducida y sus familias que exigen, con razón, “trato diferencial”. Sin embargo, el discurso presidencial no satisfizo la demanda de bajar retenciones ni sugirió siquiera la posiblidad de segmentar el impacto de las mismas de acuerdo con la escala de producción. Sucede que si se discriminara por escala, además del engorro práctico que supone, sobrevendría un efecto similar al parcelamiento trucho que promueven los grandes propietarios para eludir el impuesto inmobiliario rural. Mediante la matufia de subdividir artificialmente las grandes propiedades, esquivan el carácter de progresividad teórica del impuesto, donde las alícuotas bajas en los primeros estratos, van aumentando a medida que crece la valuación fiscal de la parcela. Lo mismo sucedería si se aplicara el esquema diferencial a las retenciones. En este contexto, el “trato diferencial”, como lo sugirió el discurso de Parque Norte, debe encontrar en el diálogo con el Gobierno otros mecanismos de protección específicos, sin alterar el esquema de retenciones móviles que debe ser universal mientras se aplique.

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