Terrorismo mediático
Por Tabaré
Este es el tema.
El terrorismo mediático.
O la trompada de Luís D´Elia. La trompada más famosa de la historia después de la de Firpo, aquella que saca del ring a Dempsey. Ante la magnitud de una conflicto como el que estamos viviendo los argentinos, el tema de la semana será la trompada que D´Elia le dio a un tipo que lo provocó y le “hizo saltar la cadena”, una provocación amparado por las cámaras de televisión que iban registrando y esperando que pasara.
Y pasó. Al gordo se le saltó la cadena.
Y ahí comenzó eso que no podemos llamar de otra manera que terrorismo mediático. Hasta Jorge Lanata, sin haber estado en la Plaza le dedica un editorial, no sólo haciendo mención de D´Elia sino com gente patota mandada por el gobierno. Soberbia -dice. Impunidad. Zona liberada para la impunidad, dijeron otros. Lo del martes a la noche fue una noche de que cada uno gritaba de su lado y no había ánimos de agredir. No había violencia en el aire.
Sí, las organizaciones sociales, pujaban por ocupar la Plaza. Ocuparla por su simbolismo. Es la Plaza del pueblo, de las Madres, del 21 de diciembre o del 17 de octubre. También es la Plaza del 55 o de la guerra de Malvinas. O de la casa está en orden.
Es la Plaza.
¿Se entiende? Esa era la puja. Si era del 17 o del 55. O del bombardeo. Un poco de memoria. No estamos hablando de un símbolo menor. Y como tal, nunca puede estar compartido entre los de las patas en la fuente y los que bombardearon al pueblo en el 55.
Entonces merecía cuando menos, una análisis político. Y no quedarse a sentenciar: la patota. La trompada. Hay demasiada simplicidad o mala leche.
Estaban en las puertas de la Plaza. Y comenzó la pechada.
Entonces, cuando fueron los suficientes, pecharon y corrieron a los “cacerolistas”, los dejaron en la banquina y pasaron. No hubo piñas.
Sólo el mandoble de Luís D´Elia. Eso ya lo tenían. La nota. La violencia. Y todo ese bardo que sería absurdo si no fuera precisamente de esto que estamos hablando, el poder de los medios masivos de comunicación y de su terrorismo mediático.
Una trompada es más importante que un segmento de la sociedad, porque ve afectados sus intereses económicos, transgreda toda lógica y se larga a cercar por hambre al resto de la población del país.
Y los medios dicen que eso está bien. Desabastecimiento. Hambre. El responsable es el gobierno, la soberbia, la trompada de D´Elia es una demostración de la soberbia.
Hay una foto de hace dos días. Allí se ven dos medias reses tiradas sobre la ruta. Hay otras de tamberos arrojando leche a la banquina. ¿Eso no es realmente violencia? Ya hay muertes que lamentar. Ese hombre que murió por no poder pasar el piquete “de la abundancia”, ¿no era más importante que un mandoble de Luís D´Elia?
¿Qué es la violencia? Según desde donde se la mire.
Se justifica intentar cercar de hambre a millones de personas y no un mandoble, una piña que tampoco lo mató, ni siquiera le fracturó un hueso. Una piña. ¿Eso es soberbia? ¿Y los que tiraron las dos medias res a la ruta o volcaron cientos de litros de leche en la banquina, Que son?
¿Cuál es la vara para medir los actos de los hombres?
Hubo un hacendado que dijo “este es el nuevo Grito de Alcorta. Parecía un chiste. Casi como si hubiera dicho, este es un nuevo 17 de octubre del 45. Pero los medios no agarraron eso, no pasaron semejante blopper cinco veces por hora a ese hacendado diciendo tal brutalidad.
No. La piña del Luís D´Elia.
Esto es manejo de la información, es eso que venimos llamando terrosismo informático.
Los que estamos en la comunicación sabíamos, los veníamos diciendo desde hace años, los medios de comunicación masivos en argentina están en manos imperiales, están atadas a sus avisadores patrones. Y eso iba a saltar cuando diera la oportunidad.
Como ejemplo ya teníamos la huelga docente en Santa Cruz del año pasado. Una huelguita de docentes que ganaban los sueldos más altos del país y –una injusticia- un básico achicado. (Estamos con los maestros.) Pero lo que fue, los que se colgaron de ese cuasi conflicto, sólo fue una demostración de la potencialidad del terrorismo mediático en nuestro país.
¿Y si dieran vuelta la mirada?
Si fueran a las barriadas cadenciadas y vieran como está repercutiendo sobre la alimentación de los niños. Porque es ahí donde se nota el encarecimiento de los alimentos o su escasez. Y estamos ante una salvajada, ante un acto de inmoralidad social.
Pero lo importante es la piña de D´Elia. De la saltada de la cadena de un dirigente social.
Lo que estamos viviendo, padeciendo, por parte de la actitud de un segmento social –la gente de campo-, que creen y se sienten con derecho a cercar por hambre una ciudad para demostrar que la ciudad vive de ellos. ¿Y eso no es violencia?
Actúan como si las máquinas última generación en cosechadoras fuera invento de ellos. O los celulares o las 4x4. O la luz. O la misma semilla. Y aunque así fuera. Es más que extorsión, esto tiene otro nombre. Y ya lo veremos en las próximas jornadas. Entonces se verá donde está la violencia, donde la soberbia.
Los medios van a seguir con su juego. La responsabilidad no es del que ataca con una brutalidad nunca vista, sino de la soberbia del poder. De tener que lamentar muertos, se los van a colgar al gobierno. Fogonean. Y aquello de Goebels, miente, miente que terminará en verdad.
Entonces...
La violencia es una trompada. Suena a chiste de mal gusto. Que en un medio se haga un editorial con una trompada de D´Elia, es que a ellos también se les suelta la cadena y ejercen la violencia del poder mediático sin mesura, siquiera.
Y sí. La real violencia en estos momentos dramáticos, la de fondo, es la del terrorismo mediático de los grandes medios de comunicación.
Memoria.
Cuando Hebe, la Madre, dice, son los mismos, también está diciéndoselo a los medios de comunicación.
Son los mismos.
Y para terminar, algo que está sucediendo lejos y que va a molestarle a los caceroleros.
Terrorismo mediático en agenda de debates de Latinoamérica
El fenómeno del terrorismo mediático y su empleo como estrategia de dominación concentran en estos días la atención de expertos latinoamericanos reunidos en Caracas, informa hoy la agencia latinoamericana Prensa Latina.
Para el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, resulta de importancia el análisis colectivo del flagelo para de esa forma poner fin a la utilización de televisoras internacionales y nacionales, emisoras radiales y periódicos para provocar guerras, violencia y angustia.
Bueno. Es algo para pensar: guerras, violencia y angustia. Y detrás están los patrones. El Imperio. No tenga dudas.
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