Protestas y cortes de los afectados por la inundación en la Ciudad

 
 
 
 
 
 
Un grupo de vecinos de los barrios porteños Saavedra, Coghlan, Parque Chas, Villa Cerini, Mitre, Villa Urquiza, Núñez y Villa Pueyrredón cortó parcialmente la Avenida de Mayo frente a la Jefatura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en reclamo por obras para evitar futuras inundaciones y pidieron que las autoridades se ocupen de limpiar la cuenca Medrano.
Por otra parte, otro grupo de vecinos cortó durante la noche la intersección de las avenidas Juan B. Justo y Nazca, porque desde la tormenta del 2 de abril pasado no se restableció correctamente el servicio eléctrico.
Los vecinos cortaron tres de los cinco carriles de la avenida con carteles: "ni un muerto más" y "limpieza y dragado de la cuenca Medrano".
Daniel Casavela, de la Asamblea Saavedra, dijo a Télam que el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, no los recibió y que les pidió los números telefónicos a través de una asesora para llamarlos.
"No queríamos irnos sin una respuesta para la gente, pero Chaín no quiso comprometerse a darnos una próxima fecha de reunión", expresó Casavela.
Y agregó: "esto no termina acá, ahora estamos convocando a otra movilización para el próximo miércoles a las 19 en Crisólogo Larralde y Cabildo".
En tanto, Mariano Przybylski, abogado de los damnificados en el barrio Mitre, manifestó a Télam que "en septiembre y diciembre de 2012 tuvimos dos audiencias con el gobierno de la Ciudad, presentamos un amparo para que el barrio deje de inundarse y aún no tenemos respuesta".
Los vecinos declararon que van a "seguir accionando" hasta "conseguir soluciones", porque "esto así no puede seguir".
"Estamos cansados de vivir con miedo, cada vez que se nubla esperamos lo peor", dijo Casavela. "Ellos saben dónde encontrarnos, esperamos respuestas", manifestó el integrante de la Asamblea de Saavedra.
Daiana Asquini, integrante de la Asamblea Vecinal de Saavedra, recordó la situación vivida en el Barrio Mitre, situado a pocos metros del centro comercial DOT Baires, que, según denunció, "bombea el agua de sus cocheras directamente" hacia las viviendas, "generando las inundaciones devastadoras".
En concreto, se pidió por la “inmediata limpieza del entubamiento del Arroyo Medrano y el dragado en la desembocatura del Río de la Plata”.
Sobre la Avenida Nazca, en cambio, el mayor reclamo fue efectuado a la empresa de servicios eléctricos, en virtud de la gran cantidad de abonados sin la energía restituida.
 

VECINOS DE SAAVEDRA Y OTROS BARRIOS SE CONCENTRARON FRENTE AL GOBIERNO PORTEÑO

Por la limpieza del Medrano

Los vecinos reclamaron obras en el arroyo Medrano y un polan de contingencia efectivo. Como no fueron recibidos por ningún ministro, resolvieron cortar mañana a las 19 avenida Cabildo y Crisólogo Larralde.
 
 
Vecinos de Saavedra, Parque Chas, Villa Pueyrredón, barrio Mitre y barrio Cildáñez manifestaron ayer frente a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, y esperaron en vano que un ministro recibiera su petitorio: limpieza inmediata del arroyo Medrano, entubado bajo los barrios, indemnización real por el valor de lo perdido y un plan de contingencia efectivo. Poco después de las seis de la tarde, la delegación regresó a donde los demás vecinos cortaban Avenida de Mayo y anunciaron que no habían sido recibidos por el ministro de Desarrollo Urbano y que tampoco les habían concedido una cita en firme. Al cabo de unos minutos, en asamblea, sobre la calle, anunciaron que seguirán protestando el miércoles a las 19, con un corte –tal vez total– en la esquina de avenida Cabildo y Crisólogo Larralde.
Se habían reunido alrededor de las cinco de la tarde, frente a la Jefatura de Gobierno, con banderas y pancartas hechas de cartulina que recordaban los reclamos: “Basta de inundaciones en la cuenca del Medrano”, “Plan de obras integral y limpieza. Indemnización total”, “No al aumento del ABL en zona inundable”. Poco después de nuclearse ante la sede del gobierno porteño, con la cortina de su entrada principal baja, las cartulinas se multiplicaban y también los pedidos para que unas banderas partidarias, que habían llegado al cabo de un rato, se retiraran. “Acá no hay partido. Somos todos vecinos”, insistieron varias señoras a la vez; las banderas se esfumaron. Una hora después, una delegación de nueve representantes de los barrios dejaba la concentración para aventurarse en la sede comunal, en busca de una reunión “o un compromiso de reunión”.
Sobre Avenida de Mayo quedaba Lucas, el nene de 12 años que alternaba una cartulina (“inspección y limpieza del Medrano”) con un redoblante y contaba que en su casa el agua no había entrado tanto, pero que algunos de sus vecinos la pasaron mal, “muchas pérdidas hubo en la cuadra, y las cosas de madera, los muebles, están como hinchados”. A unos metros, Rosario, Catalina y Delia, vecinas del barrio Cildáñez, repasaban la vida después de las inundaciones como una serie de ausencias que nadie ayuda a paliar. “La mayoría perdió todo, le llegó el agua a la cintura”, dijo Rosario; “con lo que dan no alcanza, una familia con chicos, ¿qué hace con un colchón para todos?”, agregó Catalina. “Es difícil tramitar el subsidio y no alcanza”, explicó Rosario, tras lo cual Delia, con un bebé en brazos, ejemplificó con su caso: “Tenía tres máquinas de coser, las usaba para trabajar, no sirven más. ¿Qué hago?”.
“Macri, no chamuyes más”, cantaban los vecinos de las asambleas barriales. Françoise, de Saaavedra, hacía lo propio con unas antiparras parasnorkel. En la madrugada del 2 de abril, mientras ella y su hijo corrían muebles en la casa para salvarlos del agua, su marido se aferraba a una reja en la calle: había salido para correr el auto, no pudo, el agua casi se lo lleva. “A las 9 de la mañana salimos a la calle: no había ambulancias del SAME ni personal de Guardia Urbana ni de la Policía Metropolitana, que está a cinco cuadras, ni nada; sólo medios de comunicación. La primera ayuda llegó el sábado.” Si en las próximas semanas el gobierno porteño no limpia el arroyo, agregó, “lo hacemos nosotros”.
Poco después de las seis de la tarde, la delegación regresó y los vecinos se arremolinaron a su alrededor. “Nos recibió una funcionaria mediadora del equipo de Jefatura de Gabinete, le pedimos una reunión con el ministro Daniel Chaín. Nos pidió que le dejarámos los teléfonos y nos llamaban. Le dijimos que de ninguna manera. Que al menos queremos una fecha para reunirnos con el ministro”, contó Mario, uno de los vecinos. No se las concedieron. “¡Se ríen de nosotros!”, gritó una mujer en medio de la multitud. Minutos después, la asamblea había decidido el corte en Cabildo y Crisólogo Larralde para mañana a las 19.
 
 

Visita del Secretario de obras publicas de la Nacion al Barrio Mitre de Saavedra - Denunciaron a IRSA y al gobierno porteño por una de las muertes en el Barrio Mitre

Desde la plaza central de Barrio Mitre se alcanza a ver el shopping DOT detrás de los edificios. Está a menos de dos cuadras, en subida, hacia el oeste. En medio de esta especie de campamento de guerra instalado después de la inundación de la semana pasada, el secretario de Obras Públicas de la Nación, José Francisco López, habló con los vecinos que lo perdieron todo. Les explicó que hoy el gobierno nacional presentó una denuncia penal para determinar las responsabilidades por la muerte de una mujer de 88 años y los daños causados en el barrio por la inundación.

 El informe de AYSA, explicó López, demostró que los desarrolladores violaron la ley 106 de la ciudad de Buenos Aires. Uno de sus artículos establece que las obras que se realicen en el Barrio Mitre deben destinar un 55 por ciento de la superficie “a la generación de espacios verdes parquizados”. IRSA no sólo incumplió este punto. Los estudios técnicos descubrieron que se bloqueó un conducto y se desvió el cauce natural de las aguas. Por ese nuevo desagüe también corre el agua que 7 bombas sacan del estacionamiento del DOT, que se inunda cada vez que llueve. “Para colmo, ahí circula el agua con mucha presión y cuando llega hasta la vía se achica el caño”, explicó Mariano Przyvylski, abogado de los vecinos. “Pasa cómo cuando ustedes están regando y aprietan la manguera: se desconecta y el agua sale por el otro lado”, graficó el secretario de Obras Públicas. En este caso, el otro lado fueron los inodoros de las casas. Por ahí empezó a brotar el agua el lunes pasado.






 

Después de la inundación en Barrio Mitre Saavedra - LAS ORGANIZACIONES POLITICAS Y SOCIALES EN EL BARRIO MITRE


Militantes de Unidos y Organizados, miembros de la Cruz Roja y voluntarios trabajan junto a las organizaciones sociales del lugar. “Sin militancia no hay Estado capaz de poder resolver de forma urgente las necesidades de la gente”, dice el legislador Juan Cabandié. Algunos autos abiertos de par en par, colchones secándose al sol, unos pocos muebles sobre la vereda mezclándose con la presencia de organizaciones políticas y sociales, distintas agencias del Estado nacional y unas camionetas vacías del programa Buenos Aires Presente (BAP), del gobierno porteño. “Este sábado hubo más gente que nunca”, dice Brian, un pibe del barrio Mitre de la Ciudad de Buenos Aires, una de las zonas más castigadas por el temporal del martes pasado, donde murieron dos personas. La plaza estaba llena de militantes de Unidos y Organizados, además de miembros de la Cruz Roja, algunos estudiantes de la Universidad de Buenos Aires y un pequeño grupo de Boy Scouts, que llegó después. “La experiencia que tuvimos es que sin militancia no hay Estado capaz de poder resolver de forma urgente las necesidades de la gente. Sin militancia y sin voluntarios se hubiera tardado meses, hubiera sido imposible llegar tan rápido como se llegó”, asegura el legislador y dirigente de La Cámpora, Juan Cabandié, que se repartió el sábado entre la Capital y la ciudad de La Plata. Cerca de las 6 de la tarde, cuando empieza a caer el sol, los distintos organismos del Estado nacional van levantado campamento para volver al barrio al día siguiente. Camionetas del PAMI, la Anses, el Ministerio del Interior cierran sus puertas mientras jóvenes de agrupaciones kirchneristas continúan repartiendo ropa, alimentos y agua en la plaza del barrio. Unos metros más lejos, en otro sector, la Cruz Roja también atiende a los vecinos que se acercan a pedir ayuda. “Nos sorprendió que la gente reaccionó muy bien, más de lo esperado. Nos hubiese gustado que sea un poco más organizado”, cuenta Fabio, coordinador de la Cruz Roja, que sumó entre sus colaboradores a jóvenes que se acercaron espontáneamente a dar una mano en la atención y distribución de las donaciones. Según los vecinos, muchos de los servicios básicos no llegan a la zona porque para el Gobierno de la Ciudad es considerado un “barrio privado”, por lo que el supuesto consorcio tendría que hacerse cargo. “El Gobierno de la Ciudad no existe, estuvimos abandonados. No vino ni Macri, ni Vidal, ni Larreta. El único que apareció fue (Guillermo) Montenegro”, cuestiona Emilio, que aunque se identifica con el “proyecto nacional” reconoce que en los últimos días empezó a tomarle cierto cariño al ministro de Seguridad porteño, porque “al menos vino a dar la cara”. Remeras de La Cámpora,Kolina,del Movimiento Evita,del Frente Transversal,entre otras organizaciones stuvieron presentes entre los militantes de Unidos y Organizados que estaban desde el martes en las seis manzanas cercanas al Shopping Dot Baires, señalado como co-responsable de la inundación. Comuneros del kirchnerismo de las comunas 2, 12, 13 y 14, las limítrofes al barrio, trabajaron junto a los militantes. “Primero hubo que contemplar las urgencias con una asistencia concreta minuto a minuto, después se pudo ir trabajando en un esquema más ajustado en lo organizativo con mesas de trabajo”, explica Cabandié y reivindica a muchos voluntarios que no pertenecen a espacios políticos pero que se sumaron al trabajo en conjunto. Con el primer momento de emergencia relativamente cubierto, empezó el relevamiento en casas aledañas al barrio y ahora comienza la difusión de la ayuda económica anunciada por la presidenta Cristina Fernández.







Ayuda para quienes deben volver a empezar - LA PRESIDENTA CRISTINA KIRCHNER ANUNCIO UNA BATERIA DE MEDIDAS DIRIGIDA A LOS DAMNIFICADOS POR LAS TORMENTAS



Refuerzos a jubilaciones y pensiones, aumentos a las asignaciones por hijo y por embarazo, créditos y una línea especial del plan Pro.Cre.Ar para viviendas integran el paquete. Alcanzarán a unas 153 mil personas afectadas.

Por Nicolás Lantos

Más de 153 mil personas damnificadas por el temporal del 2 y 3 de abril serán alcanzadas por una batería de medidas que anunció ayer por la tarde la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “con el fin de morigerar las consecuencias” entre los “sectores más vulnerables de la población, que han sido los que más han sufrido” por la tormenta. Las disposiciones, “de claro contenido monetario”, apuntan a realizar transferencias directas de dinero a aquellos que fueron afectados por el temporal, tanto en la ciudad de Buenos Aires como en La Plata y el conurbano, y significarán al Estado nacional una erogación de casi dos mil millones de pesos en todo concepto.
Entre las iniciativas anunciadas por la Presidenta se incluyen refuerzos sobre las jubilaciones y pensiones, las asignaciones universal por hijo y por embarazo y las asignaciones familiares, el lanzamiento de una línea especial del plan Pro.Cre.Ar para reconstruir las viviendas afectadas por el agua y créditos de hasta 15 mil pesos para adultos mayores canalizados a través de la tarjeta del Banco Nación.
En el anuncio transmitido por cadena nacional, la mandataria destacó la necesidad de que la ayuda sea bien canalizada: “Mi gran obsesión es que todo llegue a quien lo necesita realmente porque ha tenido una inmensa desgracia. Pido un gran control por parte de la sociedad, por parte de quienes trabajan, por parte de quienes dan”, enfatizó Cristina Kirchner.
Por otra parte, felicitó a quienes participaron voluntariamente en las tareas de asistencia inmediata en los territorios más azotados por el temporal. “Quiero agradecer a los argentinos porque están dando un ejemplo de solidaridad con el otro. Si uno está un poco mejor que el que está al lado, volquemos un poco para los que menos tienen”, sostuvo, aunque advirtió que se deberá seguir trabajando y redoblando esfuerzos ya que “luego viene lo más difícil, la reparación estructural”. Entre los agradecimientos, destacó a “los jóvenes de movimientos sociales, políticos y religiosos” que se sumaron a las acciones de ayuda social.

Mejoras directas

Cristina Fernández de Kirchner anunció una serie de medidas “de seguridad social para mejorar directamente” la calidad de vida de lo 153 mil damnificados por el temporal “con el fin de morigerar las consecuencias” causadas por el agua, pero haciendo énfasis en los sectores más vulnerables “para evitar que el tejido social siga siendo dañado” por las secuelas de la tormenta.
En ese sentido, anunció que “los jubilados y pensionados que actualmente reciben el mínimo van a recibir un pago único de dos jubilaciones extras a cobrar en dos cuotas”. Es decir, que en los próximos dos meses se les acreditará el doble de su haber. Esto implica un ingreso extra de 4330 pesos para cada uno de los más de setenta mil beneficiarios alcanzados por esta medida.
Por otra parte, por el término de tres meses, se decidió duplicar el monto de la Asignación Universal por Hijo y de la Asignación Universal por Embarazo por el término de tres meses: dentro de ese período, todas las familias beneficiarias cobrarán 680 pesos por hijo cada mes, en lugar de los 340 que se percibe normalmente. Se trata, en palabras de CFK, de “ingresos mínimos para paliar todas las cosas que tienen que reponer en su hogar”. El aumento alcanza a 34.050 niños y niñas, lo que representa unas 16.650 familias.
La Presidenta recordó que esta medida tiene un antecedente: ya se llevó a cabo con éxito en el sur argentino durante la crisis provocada por la caída de cenizas del volcán Puyehue. Como la gravedad de la situación lo amerita, esto se complementará con una duplicación, durante tres meses, del monto de la asignación familiar que perciben los trabajadores en blanco. Además, aquellos que están inscriptos en el seguro de desempleo recibirán en un único pago 1065 pesos adicionales.
Por otra parte, anunció que en el marco del programa de créditos de vivienda Pro.Cre.Ar se creará una línea especial destinada a la refacción de casas afectadas por la tormenta. A diferencia de lo que sucede con la modalidad regular de este programa, estos préstamos no se asignarán por sorteo sino en forma directa a los damnificados. El monto máximo será de cincuenta mil pesos, tendrán 48 meses de plazo y tres de gracia y una tasa fija en pesos del 7 por ciento anual. Se calcula que podría llegar a cuarenta mil familias por un valor total de 1400 millones de pesos. El objetivo es “que la gente pueda volver a vivir en una casa mejor que la que tenía” antes de la desgracia, aseguró la mandataria.
Además, a través de la tarjeta Argenta que gestiona el Banco Nación se canalizarán créditos de hasta 15 mil pesos con tasa fija anual en pesos del 9 por ciento, destinados a adultos mayores. Una tercera parte del crédito, cinco mil pesos, podrá cobrarse en efectivo, el resto estará destinado a la adquisición de electrodomésticos, muebles, ropa y otros bienes que se hayan perdido en el temporal.
El trámite de renovación de patente para quienes perdieron su vehículo será gratuito. Otras medidas complementarias incluyen la continuidad del plan para que los damnificados puedan renovar de forma gratuita y segura su DNI a través de “los camioncitos del Ministerio del Interior”, de forma tal que puedan acceder a estos beneficios, además de al sistema de salud.
Por último, la mandataria anunció que el Banco Interamericano de Desarrollo le dará a la Argentina un préstamo no reembolsable de 200 mil dólares y un préstamo de 20 millones de dólares para realizar obras de infraestructura, en tanto que la Comunidad Andina a través del Banco de Desarrollo de América latina hará una “donación de 50 mil dólares y un préstamo de 100 millones de dólares para infraestructura social y también económica de reparación de viviendas”.

Las medidas

 
Jubilados: Los que reciben el haber mínimo percibirán un monto adicional por única vez y en dos cuotas por un total de dos jubilaciones mínimas: 4330 pesos. Alcanza a 70.099 beneficiarios.
- Asignaciones: Se duplicará el monto de las AUH por el término de tres meses. Por cada hijo se van a recibir 680 pesos. Llega a 34.050 niños y niñas que reciben la AUH, lo que significa 16.050 familias. También se duplicará la asignación familiar de los trabajadores registrados.
- Desempleo: Se dará una prestación adicional a los que reciben el seguro de desempleo, por un promedio de 1065 pesos.
- Pro.Cre.Ar: En el marco del programa de créditos hipotecarios se destinarán 1400 millones de pesos para préstamos de refacción de las viviendas afectadas, sin sorteo.
- Crédito: A través de la tarjeta Argenta se otorgarán créditos a adultos mayores, por montos de hasta 15 mil pesos.
 

EL CASO DEL BARRIO MITRE Y EL SHOPPING DOT - En la agenda de la Presidenta

La presidenta Cristina Fernández anunció una próxima reunión con el dueño del shopping Dot Baires para “solucionar el problema del barrio Mitre”. Los vecinos del barrio porteño que fue duramente castigado por el temporal del martes pasado sostienen que desde la apertura del centro comercial, en 2009, sufren fuertes inundaciones con cada lluvia debido a que el shopping vierte sobre sus calles el agua que acumula. El grupo IRSA, que maneja el Dot Baires, se defiende atribuyendo los anegamientos a la falta de la obra en la cuenca del arroyo Medrano.


“Una palangana.” Así describió Fernández a las seis manzanas que conforman el barrio Mitre, delimitado por las calles Correa, Posta, Arias y Melián. Rodeado por grandes edificaciones (el shopping Dot Baires, el Edificio Intecons y el Edificio Panamericana Plaza), con cada temporal el barrio Mitre sufre angustiantes inundaciones, que producen graves daños materiales. El temporal de principios de esta semana dejó allí un saldo de 300 evacuados y una generalizada pérdida de bienes materiales. Con el fin de prevenir futuras inundaciones, la mandataria solicitó para la próxima semana una reunión con el dueño del shopping.
Las quejas de los habitantes del barrio Mitre contra el Dot Baires vienen de hace tiempo y son recurrentes. El pasado 6 de diciembre, durante un fuerte temporal, varios vecinos del barrio ingresaron al centro comercial con el fin de reclamar colchones y alimentos. En ese entonces, la administración del Dot Baires comunicó que “al momento de la inauguración llevó adelante una importante obra para la realización de un pluvioducto a pedido del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, pero que cuando “en el lapso de una hora llueve más de 100 milímetros, el sistema pluvial colapsa”.
En relación con los últimos episodios, el gerente de Relaciones Institucionales del grupo IRSA –controlante del shopping– Sergio Dattilo, afirmó que “nada de lo que genera el shopping va al barrio Mitre” y atribuyó el anegamiento al desborde del arroyo Medrano.

"LA PATRIA ES EL OTRO" - CRISTINA EN EL BARRIO MITRE DE SAAVEDRA

 
 
 
En saavedra, la presidenta escuchó a los vecinos inundados
Pasadas las 18:30, la presidenta llegó al Barrio Mitre, en Saavedra. Delimitado por las calles Melián, Arias, Posta y Correa, el barrio está compuesto por seis manzanas, en las que –según información oficial- viven 322 familias.
Los vecinos que la recibieron venían del club Lomas de Saavedra y de la plaza ubicada en Arias y Correa, uno de los puntos que más se inundaron.
Cristina apareció de improviso, escoltada por militantes de Unidos y Organizados de la comuna 12 que habían pasado las últimas 24 horas en una jornada de solidaridad con los afectados. 
La presidenta ingresó sin custodia a varias viviendas que habían quedado arruinadas por la inundación. La mayoría de los vecinos le agradeció su presencia. 
A lo largo de la jornada, las familias que habían sufrido la crecida de las aguas recibieron botellas de lavandina para desinfectar las casas y artículos de limpieza que envió el Ministerio de Desarrollo Social. También se repartieron colchones, paquetes con ropa seca, zapatillas y abrigo. 
Cristina escuchó reclamos para que se investigue si las recientes obras de desagote que construyó el shopping DOT (como un reservorio de agua sobre los playones del centro comercial) derivan los fluidos hacia el Barrio Mitre. 













 

Obras, dragado y plan de contingencia

Si el Gobierno de la Ciudad no hiciera obras innecesarias, tal vez podría encarar las del arroyo Medrano o al menos limpiarlo o dragar la desembocadura”, razona Daniel Casabella, vecino de Saavedra. Sin ir más lejos, en las cuadras que rodean su casa se concentra esa contradicción: una fuente y una posta aeróbica de cemento en el parque Saavedra entrarían en el rubro de obras que nadie pidió y que fueron suspendidas por los reclamos vecinales; y las calles del barrio se convirtieron en ríos el martes 2 de abril, cuando la lluvia no pudo ser asimilada por los desagües que van al Medrano.

Por Eduardo Videla



A la falta de obras se suma la cantidad de cemento acumulado por la construcción descontrolada: según estadísticas del propio gobierno porteño, en 2008 y 2009 la Comuna 12, que incluye a Saavedra, fue la que más permisos de obra obtuvo: 624 en dos años, casi el doble que Palermo (340) y el triple de Caballito (202). El Plan Hidráulico prevé la construcción de un canal aliviador para el arroyo que viene desde el norte del Gran Buenos Aires. “La licitación está suspendida, prefirieron hacer primero la del Vega, porque allí afecta a los comercios, pero nosotros nos inundamos igual que ellos”, agrega Casabella. “El ingeniero (Daniel) Capdevila, director de Infraestructura, nos dijo que nos íbamos a seguir inundando durante cinco años, hasta que se termine esa obra. Entonces, que armen un plan de contingencia, para que sepamos qué hacer cada vez que se inunda”, reclama Ela Schmidt, otra vecina de Saavedra. El plan de contingencia es una de las demandas que los vecinos llevarán mañana, a las 17, a la Jefatura de Gobierno. Otra es la limpieza del Medrano que, aseguran, se hizo por última vez en 1985, hace casi treinta años. “El 14 de enero, sin lluvia previa, bajamos al arroyo con un funcionario del gobierno”, relata Casabella. “El agua nos llegaba a la cintura, caminamos dos cuadras y ya nos llegaba al pecho. No pudimos avanzar más.” El dato no alcanza para demostrar que el arroyo está obstruido, pero abre sospechas. Desde el Gobierno de la Ciudad, Ernesto Coronado, responsable del sistema pluvial, explica que “en el ‘85 hubo que limpiar el Medrano porque en la provincia el cauce estaba abierto, y caían troncos y basura, pero ahora está entubado en gran parte y el arroyo se autolimpia cuando hay lluvias fuertes”. Agrega que el agua acumulada que se vio en la recorrida obedece al “retroceso del Río de la Plata”. Pero admite que es necesario el dragado en la desembocadura del arroyo donde “se acumula una importante cantidad de sedimentos”.

Saavedra y más allá la inundación - PENURIAS DE UN BARRIO AFECTADO POR LA FALTA DE OBRAS Y LA CONSTRUCCION DESCONTROLADA

El shopping, una mole de cemento con desagües que inundan un barrio, construido al margen de un control eficiente, es el paradigma de un barrio con record de construcciones, obras innecesarias y otras ausentes. Mañana se movilizan los vecinos. Saavedra es el paradigma de la ciudad inundable del siglo XXI. El barrio por donde transitaban buena parte de las escenas de El sueño de los héroes, de Adolfo Bioy Casares, fue rápidamente avasallado por el cemento y la construcción descontrolada de las últimas dos décadas. El arroyo subterráneo que lo atraviesa cada vez absorbe menos y los vecinos, que hace un mes recorrieron un tramo de su cauce, cuentan que el agua está estancada, no corre, y sospechan que está obstruido. Para colmo la construcción de un shopping se hizo con tanta mala pericia que los desagües inundan al Barrio Mitre. Vecinos de esa barrio lograron que el Gobierno de la Ciudad cumpla con una sentencia judicial, pero el resultado fue un fracaso, como quedó a la vista el 2 de abril. La muerte de dos personas les hizo perder la paciencia a todos: mañana, a las 17, vecinos de Saavedra convocaron a una concentración frente a la Jefatura de Gobierno para reclamar las obras pendientes (cuya ejecución fue suspendida por Mauricio Macri); la limpieza del arroyo y los pluviales, y un plan de contingencia para las próximas inundaciones



El Barrio Mitre se levanta en el equivalente a seis manzanas, a tres cuadras del parque Saavedra y a otro tanto de la General Paz. Fue edificado en 1958 como núcleo habitacional transitorio, pero sus 324 casas bajas quedaron para siempre. “La primera inundación fue en 1974, en los los ’80 hubo otras, pero nunca como ahora: cinco veces en menos de un año, y en la última alcanzó un metro y medio”, dice a Página/12 Walter Correa, presidente de uno de los tres consorcios que administran el vecindario. La situación del barrio recién se regularizó en 1998, con la ley 106, que reconocía a ese espacio como zona destinada a vivienda residencial. Esa ley disponía que si se construía en el terreno ubicado frente al barrio –donde hoy está el shopping– debería instalarse “un sistema retardador de líquidos pluviales”, por ejemplo, un reservorio. Además, “el desagüe pluvial que debía desembocar en el conducto de la calle Holmberg, que tiene más capacidad, se hizo hasta Arias, que está ubicada frente al barrio”, admiten en el Gobierno de la Ciudad, que aprobó esos desagües. El problema, para el Barrio Mitre, creció con la construcción del shopping, inaugurado en 2009. “En mayo del año pasado presentamos un amparo judicial para que el Gobierno de la Ciudad cumpla con su obligación constitucional de garantizar la vivienda digna, máxime cuando las viviendas ya existían y se comenzó a vulnerar cuando el gobierno autorizó y no fiscalizó una obra privada”, explica el abogado Mariano Pzybylski, patrocinante de los vecinos. En el marco de esa causa, en septiembre hubo una audiencia en la que el gobierno se comprometió a hacer un diagnóstico en diez días. “Después de dos meses, ante la falta de respuestas, los jueces intimaron al ministro de Espacio Público, Diego Santilli, a presentar el informe bajo apercibimiento de imponerle una multa –relata el abogado–. Recién entonces el gobierno presentó su diagnóstico, en el que asumía su responsabilidad sobre las inundaciones del barrio y que la causa eran las obras mal autorizadas en la construcción del Dot.” Como paliativo, el shopping “construyó” en su predio un reservorio precario, de 70 por 50 metros, y menos de un metro de alto, con paredes de bolsas de arena, mientras que la ciudad hizo un conducto hacia ese depósito para descargar parte del agua que viene de los estacionamientos. Lo finalizó el 19 de marzo, después de una nueva intimación, pero dos semanas después la tormenta demostró que la obra había sido inútil. “Se hizo para una lluvia con una recurrencia de diez años, pero la de ese día se produce cada 87 años”, justifica Ernesto Coronado, director general del Sistema Pluvial de la Ciudad. El problema del barrio, según coronado, es que “fue construido en una olla, es un reservorio natural de la cuenca del Medrano, y sólo se va a resolver con la construcción de un canal aliviador de ese arroyo.” Esa obra fue suspendida por Mauricio Macri por falta de financiamiento. Horas después de la inundación, la Presidenta visitó el barrio y escuchó las quejas de los vecinos. De inmediato, llamó al secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, y a su segundo, Abel Fatala, y les ordenó que hicieran de inmediato un estudio y diseñen una solución. Al otro día, los funcionarios desembarcaron en el lugar con técnicos de AySa, que utilizaron sondas con cámaras para relevar los conductos. El plan estaría terminado, pero debería ser ejecutado por el gobierno porteño. A partir de ese día, también se hizo presente el Gobierno de la Ciudad. “En dos días arreglaron las luminarias y cortaron las ramas de los árboles, que veníamos reclamando desde hace meses”, cuenta Walter Correa. El jueves, la Legislatura aprobó una ley para que el Gobierno de la Ciudad se ocupe de la recolección de residuos y el mantenimiento de la vía pública, como hace en cualquier otro barrio. “Acá pagamos el ABL pero no teníamos ningún servicio de la Ciudad”, aclara Liana Silva, vecina y secretaria del consorcio. El shopping Dot tiene cuatro plantas y tres subsuelos, diez salas de cines y un hipermercado. Para otorgarle el permiso para la construcción, la ciudad le exigió a IRSA la construcción de un centro de salud y un jardín de infantes, dos carencias del barrio. El centro comercial estaba a punto de habilitarse pero la empresa no había cumplido con su compromiso. Por eso, el juez Roberto Gallardo suspendió la inauguración hasta tanto la empresa ponga su parte. “IRSA argumentaba que la ciudad no les había asignado el terreno. El gobierno no quería que se hicieran en la traza de la ex AU3, entonces tuvieron que construir sobre el sector de terrenos que destinados a un espacio verde. Eso también contribuye a la inundación”, dice Liana Silva. “Para colmo –agrega– el viaducto que inauguraron el año pasado (por debajo del terraplén del Ferrocarril Mitre) es como una compuerta abierta que trae el agua del otro lado de las vías.” Un muro invisible separa al Mitre de Saavedra, que también es su barrio. “Hasta el GPS nos estigmatiza: cuando estás cerca te dice ‘se está acercando a zona peligrosa’”, cuenta un vecino. El problema que los afecta, pese a las diferencias sociales, es similar. Pero, por ahora, reclaman por separado.

Una tarde desesperada a espaldas del Dot

Una pila de muebles de madera destruidos y abandonados en la plaza es lo primero que se ve desde la calle Dr. Rómulo Naón. Hacia la izquierda, por Correa, una mujer de 69 años está sentada en un banco, rodeada de bolsas de basura y más muebles deshechos. Se llama Marta Elena Peralta. Por al lado pasan su marido y su sobrina, escurriendo trapos o sacando objetos de la casa, hasta casi vaciarla. “Hay bolsas llenas de fotos pasadas por agua –cuenta María, señalando las bolsas negras–; fotos antiguas de mi papá, de mis hermanos, tuve que tirar todo. Ver mis cosas flotando en el agua, el colchón que acabo de tirar, la ropa, no me quedó nada”. “Parecían los rápidos, era terrorífico –agrega Miguel Ángel Carrizo, su marido–, no podíamos movernos; mi hija sostuvo a Marta contra la puerta, sobre el banco, hasta las diez de la mañana y yo estaba parado sobre una silla”. “Mi marido se apoyó en una mesa y se partió. Si no lo agarra mi hija, por la corriente, nos ahogamos los dos”, continúa Marta. La situación es la misma en todo el Barrio Mitre: 365 casas vacías, con marcas de agua de al menos un metro y medio en las paredes, olor a podrido y palabras que se repiten de puerta en puerta:

“Bronca, tristeza, resignación, impotencia”.

Pero esas palabras llegaron luego, cuando el agua comenzó a escurrirse, en el mediodía del martes. Durante la madrugada del 2 de abril lo único que existía era miedo y desesperación. “Fue todo de golpe. Cuando empezó a llover estaba afuera. A eso de las dos de la mañana, en veinte minutos, vi que desde la calle Arias venían olas –recuerda Juan Pablo, de 31 años–. Trabé la puerta de mi casa y mi familia quedó encerrada. Y salí a ayudar a la gente que no tenía compuertas, sacando inválidos, ancianos, familias. Después se cortó la luz. Todo oscuro, el agua que crecía y gritos que se escuchaban por todos lados”. Juan Pablo fue parte de un grupo de personas que auxilió a sus vecinos ante la ausencia de autoridades: “La única ayuda que llegó fueron cuatro camionetas de la Infantería que custodiaron la puerta del Dot para que la gente no vaya a reclamar nada”. El Baires Dot, del grupo IRSA, es el shopping más grande de la ciudad, con sus 17.000 metros. Funciona desde 2009 y desde su construcción está en el centro de la polémica. Ubicado al lado del Barrio Mitre, los vecinos denuncian que desde su instalación las inundaciones se reiteraron, ya que los desagües del centro comercial desembocarían directamente en las calles del barrio. Pablo Lorenzo, abogado y hermano de uno de los vecinos, afirma que “se priorizó un negocio inmobiliario millonario y se olvidaron que atrás había un barrio de obreros. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires autorizó esta obra que hidráulicamente no tomó un mínimo recaudo. Ya en la inundación anterior, en diciembre, se hicieron reclamos, valederos y jurídicos. Pero se quiso amordazar a la gente y estamos lamentando la muerte de una persona que se podría haber evitado. Por estos reclamos hay gente del barrio judicializada, seis personas imputadas, cuando reclamaban para que no pasara esto que hoy nos da, desgraciadamente, la razón”. Fabián López vive a dos casas de Juan Pablo, y cuenta que su vecino estuvo “tirado” hasta la noche anterior “y no paraba de llorar. Fue el único que estuvo afuera desde la una de la mañana. Se le murió una señora. La puerta estaba trabada y se la escuchaba rogar: ‘Dios, no me lleve’. No se pudo tirar la puerta y se ahogó”. La mujer, de 80 años, fue una de las al menos seis muertes en la Capital Federal. En la calle de Fabián todavía quedan restos de agua. Afuera hay dos televisores arruinados y ropa colgada de los árboles: “Fue terrible. Me asusté cuando el agua entró por la ventana, por mis dos nenas chiquitas. Estuvieron un rato arriba de camas superpuestas, pero cuando siguió subiendo tuve que sacarlas con el agua al cuello y las llevé a lo de unos vecinos. Cuando paró la lluvia, mi señora y mis hijas se fueron a lo de mis suegros. Quedó el olor a podrido, no sabía qué carajo hacer. Me largué a llorar y pegué un par de piñas a la pared”. En la plaza, Gendarmería reparte mate cocido caliente y comida para la merienda, el almuerzo y la cena. El gobierno porteño entregó algunos colchones y frazadas: “Lo único bueno es que vemos a las autoridades, una vez en la vida se están preocupando por nosotros –comenta Juan Carlos Rico–. No hablo ni de Ciudad ni de Nación, a todos estamos agradecidos por esta mano que nos dan. Estamos recibiendo muchas donaciones de gente que no sufrió la inundación, sin ser de ninguna bandera, y a esa gente le agradecemos porque no tienen compromiso con nadie. Y pedimos ayuda para que no termine acá y no nos olviden”. Mientras Juan Carlos habla, a unos pasos nada más, se escucha el sonido de los muebles y objetos que va triturando el camión de basura. “Vivo en la casa 226, tengo tres hijos en el Barrio Mitre, cinco nietos y lo perdimos todo –continúa Juan, con la voz ahogada–. Contra la naturaleza no se puede, pero esto es por el hombre”. Lorenzo asegura que “la gente no quiere más colchones, o Gendarmería, o la foto con diputados, quiere soluciones de fondo. Si no, vuelve a llover y puede aparecer otra persona fallecida”. A las 18.30 la zona empezó a alborotarse: la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estaba en el barrio. Un cordón de vecinos y militantes, entre ellos los diputados y referentes de La Cámpora, Juan Cabandié y Andrés “El Cuervo” Larroque, custodiaron a la mandataria durante la hora que duró la recorrida. Luciano, de 31 años, vive en una de las casas que visitó Cristina: “Sirve, porque tres meses atrás hubo otra inundación y perdí todo y no vino nadie. Soy metalúrgico y con mi sueldo no puedo recuperar lo que perdí. La Presidenta preguntó por mi hija, cómo habían pasado las cosas, eso puede llevar a una mirada enfocada en el barrio”. A espaldas del inmenso Dot comienza a caer la noche. Pequeños hilos de agua corren por las calles. En la plaza predomina el barro, los pozos y los colchones que ya no sirven. Las marcas de una noche de desesperación se suceden al salir del barrio y el eco de las palabras resuena aún más en la oscuridad y en las paredes vacías: “Bronca, tristeza, resignación, impotencia”.