Cientos de personas en Barrio Mitre dijeron "Ni un pibe menos"


El pasado sábado 24 de noviembre, en Barrio Mitre, cerca de 400 personas asistieron al Festival contra la Violencia Institucional "Ni un pibe menos" en una jornada donde se mezclaban constantemente emociones de dolor y alegría.















Estuvieron presentes dando su apoyo el diputado nacional Remo Carlotto, el secretario político del Movimiento Evita Capital, Sebastián Demiryi, el comunero de la Comuna 12 Pablo Ortíz Maldonado, Alejandra Ballestero y los coordinadores de la Mesa de Seguridad de la Comuna 12 junto a funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Nación. También participaron víctimas y familiares de la violencia institucional: los padres de Mariano Witis, los padres de Alan Tapia y Mauro Sosa.













En el marco de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, organizaron el festival la Agrupación Dangelo Ferreyra, la Victor Ballestero y la JP Evita. También se hicieron presentes Colectivo Militante, el Frente Transversal y La Cámpora. Bajo la coordinación de Emiliano Lorenzo, referente social del barrio, brindaron su arte tres murgas "los Dandys de Saavedra", los "Goyeneches del Barrio Mitre" y los Enviciados por Saavedra", un rappero que apelaba a la consciencia de los vecinos y dos bandas musicales: una de cumbia y otra de reggea.











Las intervenciones de los oradores giraron en torno a la consciencia y organización necesarias que se deben dar los vecinos para que nunca más ocurra un caso de abuso policial y gatillo fácil en Barrio Mitre. Las apelaciones a no tener miedo y a denunciar estos hechos fueron reiterados. "Nosotros sabemos lo que es pelear por los Derechos Humanos de ayer y también debemos pelear por los Derechos Humanos de hoy, para que no pase más en nuestra patria la pérdida de nuestros familiares y seres queridos. Acá se habló de organización de los vecinos y estoy totalmente de acuerdo con eso, es la única clave, la organización de todos ustedes para que las demandas se escuchen. Hoy estamos en una época distinta donde el Estado es receptor de este tipos de demandas. La Campaña Nacional contra la Violencia Institucional que lleva adelante el diputado Leonardo Grosso es prueba de ello" expresó el diputado nacional y miembro del Movimiento Evita Capital, Remo Carlotto.



Barrio Mitre es una de las zonas más conflictivas de la Capital Federal. Allí fue asesinado en febrero Alan Tapia y a fines de septiembre fueron heridos de bala tres personas, todos a causa del mal accionar de la Policía Federal. Desde su lanzamiento en la ciudad, este fue uno de los lugares en donde más se trabajó la Campaña contra la Violencia Institucional acercando a las víctimas y familiares a la red de abogados para constituirse en querella junto a la articulación política de las organizaciones del barrio para trabajar el problema y su solución junto a todos los vecinos.

Clarín denunció a periodistas y agrupaciones

En una nueva embestida judicial, el grupo Clarín denunció penalmente por "incitación a la violencia y coacción agravada" a periodistas, agrupaciones y funcionarios, a dos semanas de la llegada del "7D".



La acción penal fue interpuesta por los abogados del Grupo el jueves pasado, y a través de un escrito de 35 páginas acusa por el supuesto delito de incitar "a la violencia colectiva" contra sus directivos a funcionarios como el ministro de Justicia, Julio Alak; el secretario de Legal y Técnica de Presidencia, Carlos Zannini, y el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, a quien describen como el "recientemente nombrado para la ejecución de la Ley de Medios".
También, y en base a recortes tergiversados de declaraciones, en la cruzada de Clarín contra la plena aplicación de la Ley de Medios apuntó contra al jefe del bloque de legisladores porteños del FpV, Juan Cabandié, y contra el diputado nacional Edgardo Depetri, según publicó hoy el diario Tiempo Argentino.
La acusación incluye también a "los integrantes de las agrupaciones de La Cámpora, el Frente Transversal y el Movimiento Evita".

Como si fuera poco, la embestida del grupo liderado por Héctor Magnetto abarca además al periodista Roberto Caballero, director y fundador de Tiempo Argentino, y a sus colegas Sandra Russo y Javier Vicente.
La presentación del abogado del Grupo Clarín José María Sáenz Valiente, "juntamente con sus letrados patrocinantes Hugo Wortman Jofré y Alejandro Pérez Chada", intenta instalar una vez más que el monopolio mediático es víctima de presiones al tener que adecuarse a lo que dicta la ley de Medios a partir del 7 de diciembre.
A Caballero, por caso, lo acusan de ser uno de los "instigadores y determinadores del delito de incitación a la violencia colectiva en perjuicio tanto del Grupo Clarín como sus directivos en particular".
En el mismo escrito, los abogados que representan al Grupo de Magnetto estiman que "los hechos denunciados podrían encuadrar en la figura de coacción agravada", prevista en el artículo 149 bis del Código Penal, segundo apartado, que expresa: "será reprimido con prisión o reclusión de dos a cuatro años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad".
La intentona amenazante de Clarín contra, por ejemplo Caballero, se fundamente en un textual extraído de su participación en el programa 6,7,8 de la Televisión Pública del 4 de octubre último en relación a la protesta de Prefectos y Gendarmes que, según adujeron los voceros de los uniformados, se originó en los graves errores que sufrieron en la liquidación de sus haberes.
En esa oportunidad, el fundador de Tiempo Argentino opinó que la protesta se enmarcaba en "un intento de desestabilización", y explicó que "forma parte de una estrategia de incendio de la calle, que tienen ciertos grupos concentrados, básicamente el Grupo Clarín, de aquí al 7 de diciembre".
La denuncia penal, que se tramita en la causa 12383/2012, recayó en el Juzgado Federal 9, a cargo del magistrado Luis Rodríguez, e incluye a la periodista de Página/12 y panelista de 6,7,8, Sandra Russo, por las mismas causas que Caballero: opinar en televisión.
Lo mismo sucede con el periodista deportivo y relator de Fútbol para Todos, Javier Vicente, a quien acusan por el "delito" de decir, en medio de un partido: "Esto es Fútbol para Todos, para el parcial Estudiantes 0 - Quilmes 0. Fútbol para todos, el mejor antídoto a la cadena del miedo y del desánimo: Cadena con fecha de vencimiento, 7 de diciembre".
La nueva estrategia judicial de Clarín también hace eje contra el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, y en ese marco la página 30 del escrito sostiene que "resulta aun más peligrosa la actitud de gobierno y de algunos funcionarios mencionados, que insisten en la fijación de un verdadero punto de inflexión o `deadline` en este conjunto de acciones intimidantes contra la empresa y sus directivos".
Agrega que "el 7 de diciembre próximo, según ellos, es el día –tomando como referencia una decisión judicial– en el cual hay que vencer al enemigo sin ahorrar violencia para lograrlo", en referencia a la decisión judicial de la Corte Suprema de Justicia.
Parágrafo siguiente, citan un textual de Sabbatella: "La AFSCA va a actuar de oficio después del 7 de diciembre", sosteniendo que el funcionario "en la misma línea trazada por el gobierno, soslaya el derecho constitucional del grupo Clarín de peticionar a las autoridades y aguardar una decisión del Poder Judicial de la Nación".
La presentación contra funcionarios y periodistas se suma a la realizada el mismo jueves 22 de noviembre por el Grupo Clarín ante la Corte Suprema de Justicia, en el que pidió que se disponga la extensión de la medida cautelar que vence el 7 de diciembre.
Según el escrito hay una situación de "indefensión" (sic) generada por "las recusaciones, excusaciones y renuncias", que deja al Grupo en esa instancia "por carecer de la posibilidad de que se conforme un tribunal competente que resuelva en tiempo útil la extensión de la medida cautelar que el 7 de diciembre próximo perderá vigencia".

Buitres varios





Por Eduardo Aliverti
Uno pensaba, tranquilamente o poco menos, que el paro del martes era suficiente como “comida” de sus reflexiones semanales. Y en eso llegó el juez Griesa, con su fallo extravagante a favor de los buitres. El paro del martes quedó, entonces, como una anécdota insustancial. Nadie volvió a hablar de él. Veamos eso porque es una vía de análisis muy interesante, a dos puntas.
La primera es que –por lo general– si un hecho puede desaparecer mediáticamente de la noche a la mañana, con pinta de no retornar, quiere decir que no le da el volumen para ser un gran hecho. O que no interesa que lo sea. Descartemos, incluso, la polémica en torno de cómo medir los alcances del martes pasado. Es muy tentadora la oferta de haberse constatado que ese paro no se sintió en el interior del país, ni tampoco hacia el adentro bonaerense. Y que las fotos debieron remitirse al vacío porteño porque bloquearon los accesos a la Capital. Si de eso se colige que fue, por lo tanto, una huelga de aparatos gremiales, no cambia la certeza de que el paro ya está ubicado en un tiempo “remoto”. La segunda punta, complementaria o en realidad primordial, es que el tejido se interconecta entre el paro y Griesa. Esto es: ¿de qué hablamos cuando hablamos de contradicción principal? ¿Del mínimo no imponible? ¿O de cuál es la herramienta política, verdaderamente existente, de la cual se dispone para encarar avances progresistas? El fallo de Griesa le pone límite a la pretensión de que basta con gastárselas en el populismo de la libertad, como acertó a definir Pablo Semán en una columna de Página/12. Argentina es agredida desde el exterior porque se rebeló. No lo hizo de modo intempestivo. Les dijo a sus acreedores de la fiesta noventista: te pago, pero te saco este porcentaje que es grande. Muy grande. Aceptó el 93 por ciento de los acreedores, y el 7 que quedó afuera son los buitres éstos que prefirieron litigar. Aparece Griesa, con esa cara de republicanista impertérrito que hace las delicias de cuanto garca quiera imaginarse. Y le dice a la Argentina que tiene que pagarles a los litigantes, que no entraron en el canje, lo mismo o más de lo que le paga al 93 por ciento que aceptó y viene cobrando. Y chau. Viene el terremoto. Entraremos al default “técnico” que, según explica la derecha, consiste –entre otros cataclismos– en que las empresas argentinas tendrán que endeudarse a tasas de interés astronómicas si aspiran a créditos externos. Algo debe haberse perdido en el camino, porque ¿no era que desde el kirchnerismo está obstruido el crédito externo? ¿Y no era que la clave es la seguridad jurídica? Porque ahora resulta que los bonistas que sí entraron al canje, cobrando lo que Argentina les propuso bajo leyes internacionales, y específicamente estadounidenses, se enteran de que esa seguridad jurídica no existe. Lo sentenció el viejito del sistema que tanto admiran. Como de costumbre, el único que blanqueó su pensamiento fue La Nación. En nota editorial. La seguridad jurídica es la que nos corresponde, expresó el diario contra un resto que, sobre ese aspecto, no dijo una palabra que no fuese meramente condenatoria de la “irresponsabilidad” combativa del gobierno argentino.
En el noveno y último capítulo de su magnífico libro, Economía a contramano, Alfredo Zaiat cita una definición del novelista vasco Pío Baroja, de principios del siglo pasado, sobre la existencia de distintas clases de españoles. Y la adapta por su utilidad para retratar el vínculo con la economía de:
Los que no saben
Los que no quieren saber
Los que odian saber
Los que sufren por no saber
Los que aparentan que saben
Los que triunfan sin saber
Los que viven gracias a que los demás no saben
Estos últimos, señala Zaiat, “se califican a sí mismos ‘economistas profesionales’, conocidos por ser débiles a los intereses del poder económico, por ser hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica, y por circular por medios de comunicación con el objetivo de alimentar la ansiedad y el miedo de la sociedad con los temas económicos. En un mundo económico dominado por las ideas y las políticas de la ortodoxia, transitar a contramano del universo conservador es una opción para que sepan quienes no saben; entusiasme a quienes no quieren saber; disuada a quienes odian saber; brinde un paliativo a quienes sufren por no saber; desenmascare a quienes aparentan saber; desplace a quienes triunfan sin saber. Y, especialmente, moleste, incomode, a quienes viven gracias a que los demás no saben”.
Cabría la certeza de que quienes viven gracias a que los demás no saben –que son los mismos de siempre: los de la dictadura, los de los ’90, los falsos liberalotes; sobre todo economistas, pero también comunicadores– se mantienen incólumes. Tienen o les dan espacio. Aterrorizan con lo que nos espera si seguimos así. Y nunca se acuerdan de cómo nos fue cuando se aceptaron sus diagnósticos y sus recetas. No crecieron en número. Pero tampoco disminuyeron. Ni varió, parecería, la cantidad de gente que (hace que) les cree o que se deja asustar. Generalizando: los que entrarían en la categoría de quienes odian saber. A efectos prácticos de esta columna dejemos, para sociólogos, psicólogos y adyacentes, la profundización de qué habría detrás de quienes persisten en creer, o asustarse con, tipos que pronosticaron hace diez años la inminencia de un dólar a diez pesos, el aislamiento mundial de la Argentina, las inversiones que no llegarían jamás. Es seguro, en cambio, que sí creció la gente capaz de sentir que sabe un poco más. Un poco bastante, digamos. Por fuera, casi, de cualquier caracterización ideológica, hace apenas un año este Gobierno fue refrendado por cerca de 12 millones de votos, y unos 8 de diferencia sobre el segundo. Puede abrevarse en la teoría del doctrinario Bartolomé Mitre, según la cual esos votos son de una dictadura que embrutece a los pobres hasta el punto de que comen mierda a puro gusto. En caso de no ser así, deberá concertarse en lo siguiente. Si después de una pila de años bajo el mismo modelo, “la gente” mostró acuerdo pasivo o activo con lo que este modelo representa para su vida cotidiana, debe ser por un “algo” que se escapó –y continúa escapándose– de la lógica y prédica de los aterrorizadores. Muy probable y masivamente, ese algo no son ni pretensiones revolucionarias, ni religiosidad seguidora de un relato épico, ni hipnosis provocada por una linda conductora de masas con enorme capacidad oratoria. Debe ser que se está mejor, que se universalizó la ayuda social o se adelantó y mucho en ese sentido, que la clase media consume a lo bestia, que los derechos de las minorías avanzaron como nunca; y que es imposible no cotejar ese corpus con el país incendiado de hace diez años. Si no es eso, hay que abonar al pensamiento del simio ya citado. No hay término medio. Y aun cuando lo hubiera, mantiene su vigor que hay mucha más gente que perdió el miedo a las amenazas del clima creado todos los santos días. Un clima inescindible de lo que simbólicamente representa el 7D, casi al margen de lo que vaya a suceder en términos prácticos: de piso, la apertura del debate en torno al papel de los grandes medios significa –y ya no hay retorno– un progreso gigantesco en la conciencia social. Están tirando, y continuarán haciéndolo, con lo que venga. Algunos factores, como un juez neoyorquino, les caen de regalo. Y otros, como la alianza entre derecha sindical peronista, resentidos por haber quedado afuera de listas electorales, traumados ceteístas y grupos de izquierda bullanguera que sirven para trabar el tránsito, son motorizados por la prensa independiente.
Habrá que estar dispuestos a perder la capacidad de asombro. Pero, por lo pronto, el fallo del obispo financiero que ejerce de magistrado en Yanquilandia podría implicarles un tiro por la culata. Hacia izquierda, hay la chiquilinada de pedir que se aproveche para auditar la totalidad de la deuda externa; y hacer caer todos los compromisos de pago, incluyendo los que suponen la quita más grande la historia. No cuesta nada pensar que estamos en Cuba en 1959. Hacia derecha, hay la obviedad de que el único camino es sentarse a negociar, pagar todo lo que sea necesario y a costa de lo que fuere, ser obedientes, volver a integrarnos al mundo que les conviene a los que viven gracias a que los demás no saben, retornar a la cajita feliz.
En el medio, hay el gris de no haber más destino que el que se construye. A simple vista, uno no es capaz de apreciar que Cristina pueda convertirse en la cabecilla de la Comuna de París rediviva. Pero menos que menos, que se vaya a la derecha porque le mandan la quinta flota.
Y con eso bastaría para que, en vez de gris, sea blanco o negro.

“Quieren penalizar una opinión” LA PERIODISTA SANDRA RUSSO ANTE LA DENUNCIA DEL MULTIMEDIOS

La columnista de Página/12 advirtió que la demanda del Grupo Clarín busca una “condena ejemplificadora” dirigida a los trabajadores de la comunicación “para que nadie más hable en contra de ellos”



Por Ailín Bullentini
Apenas enterada de la demanda que el Grupo Clarín les impuso a ella, a otros comunicadores y a funcionarios por considerarlos “instigadores y determinadores del delito de incitación a la violencia colectiva” en perjuicio de la empresa “y de sus directivos en particular”, la periodista Sandra Russo consideró que la acusación busca una “condena ejemplificadora” hacia todo el colectivo de trabajadores de la comunicación “para que nadie más hable en contra de ellos”. Columnista de este diario y panelista de 6,7,8, Russo relacionó el tema directamente con la puja por la aplicación de la ley de medios audiovisuales: “Denuncian que no hay libertad de expresión y al mismo tiempo persiguen periodistas. No somos estúpidos. Clarín está operando en contra de esa libertad”, denunció.
–¿Cómo se inscribe este episodio en la discusión por la libertad de expresión?
–Fue una sorpresa la primera lectura general. Me parece cuanto menos bizarro que Clarín, después de haber hecho su defensa con respecto a la ley de medios con el eje puesto en la falta de libertad de expresión, ahora pida nada menos que cárcel para periodistas. Habría que rastrear en qué país se dio algo así. Seguramente habrá sido en una dictadura, ya que esto no se condice con ningún sistema democrático. En noviembre de 2009 en Argentina se derogó el delito de calumnias e injurias, que fue combatido durante muchos años por haber sido una traba para la investigación periodística y, sin embargo, el delito preveía de un mes a tres años de cárcel; era excarcelable. La figura a la que está remitiéndose Clarín en este momento prevé hasta seis años de prisión lo cual es un despropósito sobre todo porque –por lo que leí en los medios, no vi la querella aún– lo que se me atribuye es una opinión que no incluye absolutamente ninguna incitación a la violencia. Fue un comentario a la violencia que había ocurrido en la marcha del 13 de septiembre. Cuando hablé entonces de veneno me refería a las esvásticas que recorrieron esa marcha, a las amenazas de derrocamiento, a los deseos de muerte a la Presidenta y a los golpes que habían recibido mis compañeros y que después recibieron en Malvinas Argentinas los colegas de Crónica y de Télam. Me estaba refiriendo a ese veneno. No logro detectar con un sentido común normal dónde está la incitación a la violencia. Es simplemente querer penalizar una opinión.
–¿Cree que ése fue el objetivo de la denuncia?
–Creo que se relaciona con un ejército de abogados que está trabajando en diferentes estrategias; ya veremos cómo estas partes se irán armando en un relato judicial. Nos atribuyen a mí y a (el ex director de Tiempo Argentino, Roberto) Caballero declaraciones hechas en 6,7,8; a (Javier) Vicente declaraciones en Fútbol para Todos; tiene que ver con negarnos la entidad de periodistas. Ese es el mismo espíritu que, en las últimas marchas, ha permitido que se les pegue a periodistas que no son del Grupo Clarín. Por eso decía, entonces, que no había que naturalizar esas agresiones y que me llamaba la atención que desde las agrupaciones de periodistas y que los trabajadores de la corporación no salieran a decir nada... Los golpes son golpes, la violencia es violencia. Todos los que estamos a favor de la ley de medios jamás hemos llamado ni hemos dicho nada que tenga que ver con que nadie pierda su lugar de trabajo ni con ejercer violencia sobre nadie. Es al revés.
–¿Considera que la denuncia es un paso más en una guerra que comenzó cuando se aprobó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?
–Tiene que ver con tratar de mostrar que se está instigando a la violencia contra el Grupo Clarín, cuando lo único que está sucediendo es que gran parte de la sociedad y algunos periodistas –nos incluimos dentro de ese grupo– le está pidiendo al Grupo Clarín que se adecue a la ley.
–¿Cómo afecta el hecho al colectivo de trabajadores de la comunicación?
–Eso es lo que más me preocupa. De una vez por todas, ante esta especie de clímax, es un momento importante para hacer una apelación a todos los trabajadores de prensa para que establezcamos todos un límite. Hoy me tocó a mí, pero si esto prospera mañana le puede tocar a otro y entonces estaríamos viviendo en una pesadilla en la que deberíamos cuidarnos de no mencionar al Grupo Clarín en ninguna de nuestras observaciones públicas porque nos podría caer una querella o una denuncia penal.
–Además, marcaría un precedente para todos los casos más chicos y menos resonantes de denuncias de empresas a trabajadores de la comunicación por opinar.
–Llegamos a un punto de inflexión en el que las marchas, las reivindicaciones, las columnas de opinión que nos vienen del lado del monopolio tienen que ver con la libertad de expresión y, al mismo tiempo, están persiguiendo periodistas y nos quieren mandar presos. No somos estúpidos. A partir de hoy, el que se hace el estúpido es porque quiere. La realidad es muy clara. Estás a favor de la libertad de expresión o no. Clarín está operando en contra de esa libertad. Salvo que admitamos que los únicos que tienen derecho a expresarse son los empleados del monopolio. Debe haber una condena explícita. Ese es el límite y lo deberán marcar los colectivos periodísticos que no hayan sido cooptados por la patronal, es así de corto. Se tienen que expedir las comisiones internas, me gustaría saber qué piensa Fopea, si está de acuerdo con que se denuncie penalmente a periodistas. Hay muchos trabajadores de Clarín, de Perfil, de La Nación que leen esto como lo que es: una enorme apretada y amenaza a nuestra profesión.
–¿Cómo se aborda el tema teniendo en cuenta el derecho a la información?
–Siempre que se ha atacado a 6,7,8 contesté que no somos un programa que genera una opinión que no existe en la sociedad, sino que es el emergente de una posición política, cultural y de medios que existe. Cuando piden que se levante el programa se olvidan de que dejarían a un público sin escuchar a voces que le interesan. Nosotros no pedimos que desaparezcan los programas de TN, lo que pedimos es que hayan otras voces además. En realidad, con la denuncia quisieron que tuviéramos miedo de hablar y que nuestro caso sea una condena ejemplificadora para que nadie más hable en contra de ellos. Lo que está claro después de esta demanda es que a Clarín no le interesa la libertad de expresión. Cuando hablamos de libertad de expresión, hablamos tanto del que opina como yo como del que opina todo lo contrario. Yo pienso todo lo contrario a Clarín y tengo derecho a no sentirme amedrentada por emitir mi opinión públicamente. Estoy a favor de un modelo de país en el que no se calle nadie, en el que me dejen hablar a mí también. Hoy estamos viendo la rémora de un país en el que sólo puede hablar quien obedece a la línea editorial de Clarín.

En un nuevo ataque a la Ley de Medios, Clarín denunció a periodistas, agrupaciones y funcionarios.

“Clarín se defiende con la libertad de expresión y ataca como un grupo económico concentrado”
En una nueva embestida judicial, el grupo Clarín denunció penalmente por "incitación a la violencia y coacción agravada" a periodistas, agrupaciones y funcionarios, a dos semanas de la llegada del "7D".




“Clarín se defiende con la libertad de expresión y ataca como un grupo económico concentrado”

En una nueva embestida judicial, el grupo Clarín denunció penalmente por "incitación a la violencia y coacción agravada" a periodistas, agrupaciones y funcionarios, a dos semanas de la llegada del "7D".

El diputado nacional del Frente para la Victoria (FpV), Edgardo Depetri, afirmó que el Grupo "Clarín se defiende con la libertad de expresión y ataca como un grupo económico concentrado" al referirse a la denuncia penal interpuesta por ese multimedio contra legisladores, funcionarios, periodistas y organizaciones políticas y sociales.

Depetri, quien aparece entre los legisladores denunciados junto a Juan Cabandié, presidente del bloque de legisladores porteños del FpV, acusado de "incitación a la violencia y coacción agravada", afirmó que "Clarín sólo concibe el debate de las ideas y la plena vigencia de la democracia si está solo a favor de sus intereses monopólicos, concentrados y económicos".

En diálogo con Télam, el referente del Frente Transversal sostuvo que la maniobra judicial "es un intento desesperado del Grupo Clarín ante la inminencia de una fecha clave (el 7 de diciembre) que los obliga a desinvertir, porque entrará en plena vigencia la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que con convicción, compromiso y convencimiento voté en el Congreso" en 2009.

"La ampliación de la denuncia de Héctor Magneto (director ejecutivo del Grupo Clarín) hacia mi persona tiene que ver con el odio a Néstor y Cristina Kirchner y al protagonismo de los movimientos sociales y de los trabajadores", agregó.

Consideró que es "tragicómico" que el Grupo Clarín "atente contra hombres y mujeres de probada conducta y comprometida con la libertad de expresión, con la democracia, la memoria y la verdad" porque ese multimedios el que "está sospechado de negociados con la última dictadura militar y de apropiarse ilegalmente y bajo represión de Papel Prensa".

"El Grupo Clarín se benefició con las salvajes privatizaciones que hizo el menemismo y se apropió del patrimonio de los argentinos cuando adquirió Canal 13, que le permitió ampliar y consolidar sus negocios durante el neoliberalismo", dijo Depetri, al tiempo que señaló que maniobras similares están ocurriendo en Venezuela, Ecuador y Brasil.

El diputado concluyó que se trata de "una disputa política entre quienes creen que la democracia está subordinada a las corporaciones como lo creen Magneto y Clarin, y quienes sentimos que hay un nuevo tiempo en Argentina y América Latina, donde es inevitable que los monopolios y los grupos económicos respeten las leyes y la constitución".
"Clarín sólo concibe el debate de las ideas y la plena vigencia de la democracia si está solo a favor de sus intereses monopólicos, concentrados y económicos. Clarín utiliza jueces amigos para que le de curso a sus denuncias y trata de poner una mordaza a todos los que tenemos una opinión formada", concluyó.

En un nuevo ataque a la Ley de Medios, Clarín denunció a periodistas y agrupaciones
En una nueva embestida judicial, el grupo Clarín denunció penalmente por "incitación a la violencia y coacción agravada" a periodistas, agrupaciones y funcionarios, a dos semanas de la llegada del "7D".

La acción penal fue interpuesta por los abogados del Grupo el jueves pasado, y a través de un escrito de 35 páginas acusa por el supuesto delito de incitar "a la violencia colectiva" contra sus directivos a funcionarios como el ministro de Justicia, Julio Alak; el secretario de Legal y Técnica de Presidencia, Carlos Zannini, y el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, a quien describen como el "recientemente nombrado para la ejecución de la Ley de Medios".

También, y en base a recortes tergiversados de declaraciones, en la cruzada de Clarín contra la plena aplicación de la Ley de Medios apuntó contra al jefe del bloque de legisladores porteños del FpV, Juan Cabandié, y contra el diputado nacional Edgardo Depetri, según publicó hoy el diario Tiempo Argentino.

La acusación incluye también a "los integrantes de las agrupaciones de La Cámpora, el Frente Transversal y el Movimiento Evita".

Como si fuera poco, la embestida del grupo liderado por Héctor Magnetto abarca además al periodista Roberto Caballero, director y fundador de Tiempo Argentino, y a sus colegas Sandra Russo y Javier Vicente.

La presentación del abogado del Grupo Clarín José María Sáenz Valiente, "juntamente con sus letrados patrocinantes Hugo Wortman Jofré y Alejandro Pérez Chada", intenta instalar una vez más que el monopolio mediático es víctima de presiones al tener que adecuarse a lo que dicta la ley de Medios a partir del 7 de diciembre.

A Caballero, por caso, lo acusan de ser uno de los "instigadores y determinadores del delito de incitación a la violencia colectiva en perjuicio tanto del Grupo Clarín como sus directivos en particular".

En el mismo escrito, los abogados que representan al Grupo de Magnetto estiman que "los hechos denunciados podrían encuadrar en la figura de coacción agravada", prevista en el artículo 149 bis del Código Penal, segundo apartado, que expresa: "será reprimido con prisión o reclusión de dos a cuatro años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad".

La intentona amenazante de Clarín contra, por ejemplo Caballero, se fundamente en un textual extraído de su participación en el programa 6,7,8 de la Televisión Pública del 4 de octubre último en relación a la protesta de Prefectos y Gendarmes que, según adujeron los voceros de los uniformados, se originó en los graves errores que sufrieron en la liquidación de sus haberes.
En esa oportunidad, el fundador de Tiempo Argentino opinó que la protesta se enmarcaba en "un intento de desestabilización", y explicó que "forma parte de una estrategia de incendio de la calle, que tienen ciertos grupos concentrados, básicamente el Grupo Clarín, de aquí al 7 de diciembre".

La denuncia penal, que se tramita en la causa 12383/2012, recayó en el Juzgado Federal 9, a cargo del magistrado Luis Rodríguez, e incluye a la periodista de Página/12 y panelista de 6,7,8, Sandra Russo, por las mismas causas que Caballero: opinar en televisión.

Lo mismo sucede con el periodista deportivo y relator de Fútbol para Todos, Javier Vicente, a quien acusan por el "delito" de decir, en medio de un partido: "Esto es Fútbol para Todos, para el parcial Estudiantes 0 - Quilmes 0. Fútbol para todos, el mejor antídoto a la cadena del miedo y del desánimo: Cadena con fecha de vencimiento, 7 de diciembre".

La nueva estrategia judicial de Clarín también hace eje contra el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, y en ese marco la página 30 del escrito sostiene que "resulta aun más peligrosa la actitud de gobierno y de algunos funcionarios mencionados, que insisten en la fijación de un verdadero punto de inflexión o `deadline` en este conjunto de acciones intimidantes contra la empresa y sus directivos".

Agrega que "el 7 de diciembre próximo, según ellos, es el día –tomando como referencia una decisión judicial– en el cual hay que vencer al enemigo sin ahorrar violencia para lograrlo", en referencia a la decisión judicial de la Corte Suprema de Justicia.

Parágrafo siguiente, citan un textual de Sabbatella: "La AFSCA va a actuar de oficio después del 7 de diciembre", sosteniendo que el funcionario "en la misma línea trazada por el gobierno, soslaya el derecho constitucional del grupo Clarín de peticionar a las autoridades y aguardar una decisión del Poder Judicial de la Nación".

La presentación contra funcionarios y periodistas se suma a la realizada el mismo jueves 22 de noviembre por el Grupo Clarín ante la Corte Suprema de Justicia, en el que pidió que se disponga la extensión de la medida cautelar que vence el 7 de diciembre.

Según el escrito hay una situación de "indefensión" (sic) generada por "las recusaciones, excusaciones y renuncias", que deja al Grupo en esa instancia "por carecer de la posibilidad de que se conforme un tribunal competente que resuelva en tiempo útil la extensión de la medida cautelar que el 7 de diciembre próximo perderá vigencia".

Osvaldo Bayer - EL INTELECTUAL REBELDE

Revista2016 dialogó con una de las figuras claves del periodismo argentino. El rol de la prensa y sus días como secretario general en la primera huelga de la historia de la redacción de Clarín. La amistad con Rodolfo Walsh, su encuentro con El Che en Cuba y la irrupción del kirchnerismo en la política nacional. “El intelectual tiene que salir a la calle junto al pueblo”, afirma.





Por Julio Ferrer

Osvaldo Bayer es uno de los últimos exponentes de la antigua raza de periodistas y escritores que buscan la belleza de la palabra y la libertad de los oprimidos. En sus relatos se encuentran las historias de los olvidados y vilipendiados, como Severino Di Giovanni, los obreros patagónicos, el Che Guevara, Agustín Tosco, Roberto Santucho, los pueblos originarios, los 30.000 detenidos- desaparecidos y las Madres, entre otros “malditos”. Su pluma también desnuda a los enemigos del pueblo: los asesinos de botas, con sus uniformes manchados de sangre revolucionaria, sus colaboradores políticos y cómplices civiles, los falsos demócratas y financistas de la mediocridad y muerte, además de otros personajes nefastos.
Sus trabajos le han costado persecución y exilios, pero hoy la Historia lo ha situado como una figura imprescindible para distintas generaciones de luchadores.
Revista2016 estuvo en “El Tugurio”, su casa en Belgrano, para conversar con este socialista libertario.

-¿Para qué sirve el periodismo?

- El periodismo tiene que ser de derecho público y no exclusivo de las empresas. Esto es un principio esencial de la democracia. No puede ser que la opinión pública sea manejada por grandes empresas ligadas o no al poder de turno.
A veces parece imposible un verdadero periodismo, por los intereses económicos de los holdings periodísticos, en donde dos o tres diarios reciben publicidad de las grandes empresas, mientras se mantenga esa línea de desinformación.
Yo me considero un cronista con opinión. Y mi línea dictada por mis convicciones siempre fue escribir en defensa de los humillados, de los humildes, hechos históricos que no los recuerda la historia oficial. El intelectual tiene que salir a la calle junto al pueblo.

-Usted participó en diversos medios gráficos y en el que más estuvo fue en Clarín. ¿Cómo recuerda aquellos años de redacción?

- Ingresé al diario en enero de 1959, donde trabajé quince años y compartí redacción con los poetas Raúl González Tuñón,  Francisco Paco Urondo y Hamlet Lima Quintana, entre otros.
Los periodistas en aquel tiempo eran todos seres salidos de ambientes literarios, escritores, poetas, hombres de la vida bohemia, y siempre unos cuantos exiliados españoles republicanos. No había periodistas recibidos en escuelas de periodismo pero sí de la escuela de la calle literaria. En los descansos de las tareas conversábamos con esos literatos, poetas, novelistas, cronistas viajeros, en gran parte hombres disidentes de partidos de izquierda.
Pude llegar a ser jefe de las secciones “Política y Fuerzas Armadas”, la sección principal del diario.

-Durante esa época, usted fue elegido secretario general del Sindicato de Prensa.

- Así es. Me metí a fondo en la cuestión. Con muchos problemas, muchos conflictos. Se quería eliminar el Estatuto del Periodista. No pudieron. Luchábamos mucho. A los dos años fui reelecto por dos años más. Me acuerdo de que en ese tiempo hice la primera huelga de la historia de la redacción de Clarín, porque habían dejado cesante a tres compañeros.

-¿Cómo se produce su expulsión del diario?

- Bueno, una tarde, cuando yo cerraba el suplemento en el taller y me despedía, personal recién entrado al diario bajo las órdenes de Octavio Frigerio levantó el plomo de algunas notas mías y las reemplazó por otras que sostenían lo contrario. No permití eso y denuncié el hecho, cosa que Frigerio tomó con sorna. Pedí que se me cambiara de sección y que se me nombrara corresponsal viajero. Quería recorrer el país haciendo notas de los pueblos más pequeños que pululan en nuestro territorio. Aceptaron. Viajé por todo el país, escribí 26 notas y no publicaron ninguna. Fui entonces a verlo a Octavio Frigerio. Le dije: “Aprendí la lección, me voy”. Él sonrió amablemente y respondió: “Es lo que estábamos esperando”. Fue el 15 de diciembre de 1973.

-¿Cómo recuerda su encuentro con el Che?

- En 1960, siendo secretario general del Sindicato de Prensa, con una delegación argentina, viajé a Cuba, invitado por el gobierno de la isla a participar del primer aniversario de la revolución. Además de poder compartir impresiones políticas y de vida con mi amigo Rodolfo Walsh, quien trabajaba en la agencia de noticias cubanas Prensa Latina junto a los colegas argentinos Jorge Ricardo Masetti y Rogelio García Lupo, realicé una entrevista al comandante Ernesto Che Guevara, que siempre recordaré con entusiasmo. En esa oportunidad, él expuso la epopeya de la gesta cubana contra la dictadura de Fulgencio Batista; y de alguna manera, quería transmitir que la revolución tenía que hacerse en toda América Latina, y por supuesto en Argentina.

-¿Cómo definiría a Rodolfo Walsh?

- Vos sabés que a Rodolfo Walsh lo habían definido como el Agustín Tosco de las redacciones. Para mí, Rodolfo era el “inalcanzable”, el hombre sin miedos. De un enorme talento. Con respecto a sus creaciones escritas, es el Borges de izquierda. Su carta a Vicky, su hija, caída en lucha, es de una ternura y una profundidad inigualables. La carta a la Junta Militar es el documento más brillante que se ha escrito sobre la dictadura. Ahí está todo su talento, profundidad, estilo, valentía, y coraje civil. Eso, los asesinos de uniforme no se lo iban a perdonar jamás. En esa carta está toda la verdad, el dolor, la indignación. La planificación del exterminio sistemático de personas,  la política generadora de miseria y  hambre más extremo. Desnudó la inmoralidad y la crueldad de la dictadura genocida. En ese documento, está todo dicho.

-¿Qué otros momentos recuerda junto a Walsh, aparte del que compartieron en la Cuba revolucionaria en 1960?

- Recuerdo uno tras otros mis encuentros con él. Pocos. Pero siempre eso: la coherencia, el hablar de la gente, no de sus libros o problemas. Hablar del mundo que lo rodeaba y una especie de misión, nada misionaria, pero como un movimiento, un caminar, la opción de vivir para lograr una sociedad sin Operación Masacre y sin matadores de Rosendo. Una Argentina sin mafias, ni cabecitas ni gorilas. Teníamos, además, una misma melancolía: las pampas con sus sonidos, sus verdes, sus ruidos escondidos, que nos habían dejado las páginas de ese Guillermo Hudson. Más de una vez fue el tema después de agotar el escenario político.

-¿Cuándo fue la última vez que se vieron?

- Recuerdo nuestra despedida, en mayo de 1976, plena dictadura militar. Nos encontramos nada menos que en Corrientes y la Avenida 9 de Julio, en la esquina donde antes estaba el Trust Joyero Relojero. Allí me aconsejó que saliera ya mismo del país porque había escrito La Patagonia Rebelde, entre otros escritos que los milicos no iban a perdonarme. Lo miré sorprendido y le contesté: “¿Y vos? Operación Masacre, y nada menos que ¿Quién mató a Rosendo?, donde te metiste con la burocracia sindical”. Me miró, me dio la mano y me volvió a decir que me vaya ya mismo. Así era el amigo Rodolfo, íntegro y brillante. El mejor de todos.

-¿Cómo ve la irrupción del kirchnerismo en la política argentina?

-Tanto el ex presidente Néstor Kirchner, como su mujer Cristina Fernández (actual mandataria), llevan una línea populista que ha permitido cierto bienestar al trabajador. Para mí, el mayor mérito de los dos son los juicios a los criminales de la desaparición de personas. Y repito una vez más, los dos fueron capaces de algo que jamás nadie intentó hacerlo: el juzgamiento de militares que establecieron dictaduras y cometieron crímenes feroces. Lo de Alfonsín fue sólo a los comandantes en jefe, pero luego con “punto final y obediencia debida” intentó hacer olvidar para siempre los crímenes cometidos por las fuerzas armadas, de seguridad y sus consortes civiles. Para mí, lo hecho por los Kirchner en ese sentido es un gran paso a la verdadera democracia. No es poco, aunque queda mucho por hacer: villas miseria, niños con hambre, gente sin trabajo y corrupción. Por eso hay que seguir luchando para lograr por lo menos este punto fundamental: que en nuestro país no haya más niños desnutridos.

RAFAEL CORREA: "LOS MEDIOS SON LA VANGUARDIA DEL CAPITALISMO"

Mientras transcurría la Cumbre de la Tierra Río+20 a fines de junio en Brasil con más sombras que luces, se desarrollaba por otro lado una multitudinaria Cumbre de los Pueblos. Rafael Correa se hizo tiempo para hablar con un pequeño y desafiante pool de periodistas. Revista2016 recogió en versión especial e inédita algunas respuestas que abarcan desde la lucha que deben librar los pueblos de América Latina contra la dictadura de los medios, hasta la presencia de fundaciones extranjeras y ONGS que invaden y “conspiran a diario contra los gobiernos elegidos por mayoría popular”



Por Stella Calloni


Para Correa los gobiernos progresistas de América Latina están sometidos a un ataque cotidiano por los grandes medios de comunicación que responden a intereses ajenos a la región. “Nuestros pueblos deben luchar por inaugurar la verdadera libertad de prensa, como parte de un concepto mayor que hace al derecho de todos los ciudadanos a la información veraz. El poder mediático intenta privatizar la libertad de expresión en forma absoluta con fines de lucro”, aseguró.
Al consultarlo acerca de los medios en Ecuador, luego que el mandatario ganase un juicio internacional contra un poderoso dueño de un periódico que lo culpaba por las muertes que produjeron los grupos policiales en el intento de golpe de estado, Correa declaró: “en Ecuador tenemos seis familias que manejan los medios. Son herencias familiares, no son propiedades democráticas o un modelo cooperativo o digamos un capitalismo popular donde hay diez mil accionistas en un emporio. Estas familias deciden qué deben conocer los ecuatorianos. ¿Se da cuenta la vulnerabilidad que tenemos como sociedad? La información depende de los intereses y caprichos estas familias. Si un gobierno soberano y digno no los consulta por el nombre de los ministros o para designar a los embajadores como antes, le caen de forma brutal”.
El tema apasiona al presidente que cercado por los golpistas en un hospital donde fue operado de la rodilla, los enfrentó en forma directa en un arriesgado gesto. “El tema de los medios es un problema mundial. Aunque en algunos países se atenúa por un profundo profesionalismo y una ética fuerte, todo lo cual brilla por su ausencia en Ecuador y en nuestros países. Por ejemplo, nosotros tenemos dueños de medios que han sido ministros del Interior de dictaduras y tienen una historia de años conviviendo con los sectores más antipopulares del país, con los dictadores de turno a los que defienden y favorecen”.
Al indagar a Correa por la nueva situación internacional, donde los medios del poder hegemónico usan la información como arma de guerra, el presidente no tiene ninguna duda en condenar el rol de los medios: “Ahora tienen más posibilidades, pero siempre prepararon las guerras e intervenciones. Con las nuevas tecnologías ese poder se agiganta. Ojalá despertemos. Las derechas, los grupos de poder, aprendieron que en las urnas no nos van a derrotar y por eso las campañas de desgaste, propaganda, difamación, debilitamiento y desestabilización. Lo vivimos desde el primer día de gobierno. Lo mismo sucede en Venezuela, Bolivia, Argentina, y en todos los gobiernos progresistas de la región que sufren estos embates. En realidad son la vanguardia del capitalismo, del Statu Quo de los partidos tradicionales de derecha que se derrumbaron por sus propios errores, para difamar y tergiversar la verdad en complicidad con medios internacionales. Esa es la contradicción como le llama el periodista Ignacio Ramonet. Mientras en Europa hay desempleo, decrecimiento, salvatajes millonarios a los bancos y no a los ciudadanos, los periódicos dicen que es necesario, que eso es lo serio y correcto. Le dicen a los pueblos lo serio es que ustedes se mueran de hambre y salvemos al capital”.
Correa compara la actitud de esos medios con lo que dicen sobre nuestros países. “En países como Ecuador, de mayor crecimiento en América Latina, que ha reducido la pobreza, generado empleo, -tenemos la tasa de desempleo más baja de la región y de la historia- todos los días nos dicen que eso es populismo y demagogia, y hay que cambiar de gobierno. Estamos ante una campaña propagandística para defender a los poderes fácticos que siempre dominaron nuestros países”.
Fundaciones al servicio del capital
Al indagar por esta actividad mediática que trabaja con las fundaciones de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos y agencias europeas asociadas a estas no representan un peligro para América Latina, Correa aseguró: “Sí, lo son. La derecha ya perdió las elecciones en Estados Unidos, pero siguen llegando estas organizaciones para financiar a estos grupos. Entonces estamos ante una guerra no convencional, de conspiración, desestabilización y permanente desgaste. Y tenemos pruebas. Algunos -sobre todo en América Latina- se imaginan todavía a la prensa, que es el cuarto poder, de una manera algo ingenua. Cuando llegaron las democracias, cuando hubo adelantos técnicos y se abarataron las publicaciones, cuando se avanzó en la alfabetización y las grandes masas podían leer, lo que impedía que el poder político, el poder del Estado traspase ciertos límites, llegó la desinformación. Por ejemplo, el affaire Alfred Dreyfus en Francia (1894) cuando por racismo, xenofobia, se acusó a un capitán judío del ejército francés como lo denunció Emile Zola en su famoso editorial ‘Yo acuso`. Esa prensa limitó los excesos del poder político. Pero resulta que ese cachorrito vigoroso, ingenuo, bien intencionado, que luchaba por los intereses de los ciudadanos se convirtió de repente en un mastín feroz con un poder ilimitado, rabioso, que no sólo acorraló al Estado, sino que acorrala a los mismos ciudadanos. El poder mediático en América Latina, como en Ecuador, frecuentemente es superior al poder político”.
Ante esta situación, el presidente de Ecuador llamó a “terminar con esos estereotipos de película o de cierta burocracia internacional con alma de ONG como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que habla de pobrecitos periodistas y de políticos malvados. No es cierto, muchas veces se trata de políticos patriotas. La antipatía que tienen ciertos periodistas, que utilizan la pluma o una cámara, desfogan sus odios y amarguras y se meten con cuestiones personales. Entonces veamos la realidad a quién sirven con esas actitudes. Nos enseñaron a tener miedo a criticar estos negocios como si criticándolos criticásemos a la libertad de expresión. Son esos negocios de la mala prensa los que atentan contra la verdadera libertad”.
Correa reconoció que el tema de los medios en estos tiempos lo apasiona: “es un tema académico al cual dedicaré mi tiempo cuando salga de la presidencia. Voy a investigar y escribir porque es un problema gravísimo. Estamos en manos de un poder mediático que ha superado incluso al poder financiero, y político y domina al mundo”.
El caso de Julián Assange
El fundador de Wikileaks, Julián Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, solicitó asilo en ese país. “Creo que Assange quiere ir a Ecuador para cumplir con su misión a favor de la libertad de expresión sin límites. Nuestro país es un territorio de paz comprometido con la justicia y la verdad. Esto que Assange ha dicho es más cercano a la realidad de Ecuador que a las basuras que todos los días publican los dueños del poder mediático”. Y comentó que si en Ecuador a alguien se le hubiera hecho la centésima parte de lo que le hicieron a Assange “seríamos llamados dictadores y represores”, pero como lo que él divulgó afecta a las grandes potencias “y evidencia la doble moral de Estados Unidos, se decidió que hay que aplicar todo el peso de la ley contra Assange. Y lo llaman violador”, destacó el mandatario.
Correa afirmó entonces que no quería tensiones entre su gobierno y Gran Bretaña “es lo último que quisiéramos, pero nosotros no vamos a pedir permiso a ningún país para tomar decisiones soberanas. Ecuador hace tiempo dejó de ser colonia. No tenemos alma de vasallos. Si por dar asilo, refugio, residencia a fugitivos de la Justicia se deteriorara la relación, América Latina debería tener deterioradísima su relación con Estados Unidos, porque como probablemente le pase a Argentina, Brasil o México cualquier fugitivo que viole la justicia, que no es el caso del señor Assange, sino a los banqueros corruptos como los que quebraron a Ecuador en el ‘99 huyen a Estados Unidos, allá son recibidos y gozan de una vida bastante cómoda”.
En el marco de la entrevista confesó que “hubo un tiempo en el que nos sentimos muy solos cuando fuimos víctimas de un ataque tremendo por no agachar la cabeza ante un negocio encubierto bajo la capa de la libertad de expresión. Esa es la lucha, no hay lucha mayor”.
Cuando se le preguntó por la aparición de cables de wikileaks donde mencionan a periodistas ecuatorianos que eran considerados como “informantes” por la Embajada de Estados Unidos, señaló: “vemos entidades que financian a estos emporios mediáticos, ciertas organizaciones que en nombre de la sociedad civil nos denuncian ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDF) ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y encuentran las puertas sospechosamente abiertas. Ahora resulta que esos señores son identificados en Wikileaks como informantes de la Embajada (estadounidense). Esa gente fue financiada por la USAID, con 4,5 millones de dólares que les dan a éstos supuestos ‘defensores de la libertad de expresión` en Ecuador para, supuestamente, ´fortalecer la democracia y fortalecer la acción cívica’. Así trabajan con toda la oposición a los gobiernos progresistas de Latinoamérica”.
Luego de realizar extensos análisis acerca de diferentes situaciones que vive América Latina, estimó que “el mercado es una realidad económica, no la podemos negar. Pero el gran desafío de la humanidad es que la Sociedad domine el mercado y lo que tenemos es el mercado dominando a sociedades y personas”.
Correa ratificó sus buenas relaciones con lo que llama “Nuestra América” y dijo que su gobierno quiere tenerlas con todos los países del mundo en un marco de mutuo respeto. De esta manera afirmó: “no vamos a aceptar, por ejemplo, que una portavoz del departamento de Estado (Susan Jacob) nos diga ‘vamos a defender a la SIP frente a los ataques de Ecuador, porque Correa rechaza las denuncias de la CIDH frente a los atropellos de su gobierno’. Resulta que nosotros reconocemos a la CIDH mientras Estados Unidos ni siquiera ha firmado el pacto de San José de Costa Rica. Esa doble moral no la vamos a aceptar más, y cada vez que nos hagan estos exámenes sobre derechos humanos, les haremos también el nuestro sobre las torturas en Guantánamo y la farsa judicial contra los patriotas cubanos”.
Durante su discurso ante la Cumbre el presidente destacó en un documento final el reconocimiento de afirmar que “no hay un compromiso concreto en el límite de emisiones, compensaciones, acuerdos vinculantes como hubiera sido una declaración de derechos de la naturaleza en un tribunal internacional del ambiente como propuso Ecuador. Se habla de cuidar el planeta pero el avance es muy poco”.
De esta manera Correa insistió en que el problema ambiental no es técnico, como algunos sostienen. “Todo el mundo sabe cuáles son las respuestas. El problema es político. ¿Quiénes generan bienes ambientales y quiénes los consumen? ¿Los países ricos o los países en desarrollo? Entonces si pueden consumir gratuitamente un bien que generan otros, ¿por qué se van a comprometer a compensar, a cuidar?. Si no está en peligro evidente su propia existencia e intereses, no se preocupan. El problema es político, es la relación de poder. Imaginemos si la situación fuera a la inversa: que la selva amazónica esté en Estados Unidos y ellos fueran los generadores del medio ambiente y los consumidores fuéramos los países en desarrollo. Hace rato nos hubieran invadido en nombre de los derechos humanos, la justicia y la libertad, para exigir compensaciones. Este es un problema de poder. Mientras no cambien las relaciones no se van a notar los avances”.
El mandatario ecuatoriano destacó los avances en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otras herramientas de integración regional: “son pasos importantes. Tenemos que ir mucho más rápido. Existe una vocación correcta y hay una posición integracionista sincera, no una integración mercantilista como antes. El Mercado Común del Sur (Mercosur) nació en la noche neoliberal de los ´90, pero produjo cambios. La Comunidad Andina de Naciones (CAN) nació en otros momentos, pero luego se redujo con la idea de no hacer grandes sociedades de naciones sino hacer grandes mercados. No hacer ciudadanos de la región andina de nuestra América, sino consumidores. Ahora esto está cambiando porque la concepción de Unasur es diferente: es una concepción integral, una parte es comercial que siempre es importante, pero no es lo más importante. Estamos hablando de conectividad, de una nueva arquitectura financiera regional, con armonización política. Hablamos de políticas de defensa. Ojalá se avanzara en políticas laborales para que nunca más caigamos en la trampa de competir para atraer inversiones, deteriorando y precarizando la fuerza laboral. Así en lugar de atraer capitales sobre los esfuerzos, las lágrimas y el sudor de los trabajadores pensemos en otro mundo. Creo que se avanza, aunque tenemos que ir mucho más rápido”.
Finalmente advirtió con energía que “si un país es excluido entonces que no se llame Cumbre de las Américas, sino conversatorio con el poder hegemónico. Mientras sea presidente, Ecuador no asistirá a ninguna Cumbre de las Américas si se excluye a Cuba”.