Mauricio endeudó la Ciudad, redujo el gasto y acentuó la desigualdad social
Ajuste, impuestos regresivos y una deuda acumulada de $ 7000 millones
Los fondos destinados a publicidad de la gestión se incrementaron drásticamente. Buscan crear una cortina de humo para ocultar la subejecución, la creciente tercerización y la toma de créditos con destinos superfluos y oscuros.
El año pasado el gobierno de Macri gastó 280 millones en publicidad y cartelería, un 81% más que el año anterior. En vivienda, en cambio, ejecutó apenas un 49% del presupuesto destinado al Instituto de la Vivienda.
Se nota que, para Mauricio, lo más importante es la apariencia.
Lo mismo ocurre en el rubro infraestructura en general, en salud y en educación. La orientación es muy clara: recortan (subejecutan) en el gasto social y en infraestructura e incrementan drásticamente el acaparamiento de fondos públicos por las empresas (el pago a empresas aumentó un 35%).
Este “noventismo” tiene como vedette un ciclo de progresivo endeudamiento. Macri, de hecho, más que duplicó la deuda pública. El stock de deuda de la Ciudad (incluida la denominada Deuda Flotante), que al cierre del ejercicio 2007 rondaba los $ 2722 millones, a fines de 2011 llegó hasta los $ 6859 millones.
Párrafo aparte merece la deuda que tomó en 2010 por una suma de U$S 475 millones. Habiendo sido solicitada con el objetivo explícito de completar las obras del subte finalmente no fue utilizada.
El crédito es a cinco años y al 12,5% en dólares. Al no ser utilizada gran parte de esa suma, el gobierno decidió colocar la mayor parte en un plazo fijo del Banco Ciudad al 6% en pesos.
Una denuncia realizada por Ezequiel Nino de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia señala que, por la rídicula transacción, Edgardo Srodek titular de la firma KBR y allegado al PRO, cobró una millonaria comisión. Cuando se tomó la deuda, las obras del subte ni siquiera estaban licitadas. En cuatro años, Macri subejecutó 1200 millones de pesos presupuestados para invertir en el subte.
El “noventismo” es “tardío” porque el vaciamiento puede llevar a un estallido tal como la lógica neoliberal de entrega ya llevó al colapso al régimen menemista y aliancista.
Las expresiones derechistas en el continente estan desdibujadas. El vecino Piñeyra ha despertado rebeliones patagónicas, mapuches, estudiantiles y mineras. No es tiempo para neoliberales.
MAURICIO, EL GRAN ORGANIZADOR DE SUBEJECUCIONES... Y DE CONFLICTOS. Si uno mira bien, cada ajuste o subejecución, ha estallado, irremediablemente, bajo la forma de un conflicto.
Macri subejecutó las becas escolares y los comedores y tuvo una primera movilización estudiantil (2008). En 2010 el derrumbe edilicio eclosionó en un movimiento general de tomas de colegios frente a un gobierno que subejecutaba un 30% de lo establecido en el presupuesto para infraestructura educativa. El 49% de lo ejecutado en materia de vivienda es un progreso frente al 45% de los dos años previos (2009-2010) que condujeron al conflicto en el Parque Indoamericano. Sin embargo, se sigue ejecutando menos de la mitad de lo pautado en la Legislatura.
La falta de inversión en infraestructura hospitalaria apunta a reforzar el vaciamiento de la salud pública a favor de las empresas privadas de la misma manera que, a la subejecución más general en el rubro educación (ahora también cierre de cursos y congelamiento de becas), se contrapone al incremento sistemático de los subsidios a la educación privada que, sólo en el último año, lo hicieron en un 35 por ciento. Además se subejecutaron los presupuestos de los arroyos Vega-Maldonado, frente a lo cual los porteños deberán forzosamente improvisar una “danza de la no lluvia”.
EN UNA DIRECCIÓN. El gobierno porteño ejecuta alrededor del 90% del presupuesto anual. Surge entonces que el recorte lo hace, fundamentalmente, subejecutando el gasto social.
Un dato alarmante que emerge de esta situación: la esperanza de vida en Recoleta sea diez años mayores que en Lugano-Soldati. Una ciudad con un ingreso per cápita de 30 mil dólares anuales pero con brutales contradicciones sociales.
UN RIEL A NINGÚN LADO. Ahora, con sus idas y vueltas, Macri plantea el conflicto en el subte. Traspaso sí o traspaso no, la realidad es que en el subte ya aplicó fuertes desinversiones y subejecutaciones. Ahora, como viene haciendo sistemáticamente, se niega a poner plata. Sin embargo, tiene recursos.
Una vez aplicado el tarifazo del 128% (llevando el boleto de $ 1,10 a $ 2,50), rechazó hacerse cargo y, a pesar del pronunciamiento de la Legislatura para que anulara el aumento, no lo hizo. Detalles. Su desinversión, en un cuadro de crecimiento económico y demográfico acompañado por una proliferación de autos han agravado la crisis del transporte y, además, el tránsito de la Ciudad colapsa a diario.
UNA DEUDA PESADA. El gobierno ha hecho que los servicios e intereses de la deuda sea lo que más crezca en la Ciudad. Sin embargo, la deuda contraída no es utilizada para proyectos de infraestructura, bienes de capital de mediano plazo sino para financiar mayoritariamente gastos corrientes.
ESTRUCTURA FISCAL REGRESIVA. Sin embargo, la Ciudad cuenta con grandes recursos. En Buenos Aires el PBG (producto bruto geográfico, lo que se produce en el distrito porteño) es el 22% del PBI de todo el país. La estructura del gasto se repite en la estructura impositiva y, por ende, de los ingresos.
Casi el 90% de los ingresos provienen de fuentes propias. Más del 70% proviene del impuesto a los Ingreso Brutos que, al cobrarse sobre toda la facturación se descarga sobre el precio y pon ende reduce el consumo.
El ABL, que engloba el alumbrado, barrido y limpieza, y el impuesto inmobiliario, representaba más del 15% del ingreso tributario durante la Convertibilidad. El año pasado llegó al piso histórico del 6 por ciento. De esta manera, el impuesto a la propiedad se diluyó detrás de aquellos impuestos que se trasladan al consumo. Ahora, para tratar de revertir esa caída, con el “nuevo” ABL Macri reincide en la misma lógica. Refuerza esta herramienta de recaudación sosteniendo inequidades impositivas en términos de establecer una tasa fija del 0,5% para todos los vecinos a pesar de una clara discriminación geográfica Norte-Sur del servicio y la division en zonas de la capital para el impuesto inmobiliario al margen de cualquier gravación relacionada con la calidad en términos de lujos del inmueble.
El sistema impositivo, para ser progresivo, debería gravar a los que concentran la propiedad y la riqueza y ser destinada a desarrollar a los sectores postergados. La recaudación del año pasado implicó un 31% más que la del año anterior. Sin embargo, los salarios municipales, estuvieron 10 puntos por detrás.
En contraste, los contratos con empresas privadas crecieron entre un 30 y un 35 por ciento. El contrato de recolección de residuos lo hizo un 35% y se ha duplicado en el período 2007-2011 llegando hoy a los 1500 millones de pesos. Lo mismo ocurrió con los servicios, las tercerizaciones y los proveedores de bienes de consumo (las grandes empresas privadas).
El “modernismo” del PRO nos lleva al atraso en la infraestructura y al retroceso y la polarización social. El ex legislador Martín Hourest, cuando votaba contra el presupuesto de Macri, explicó que el monto para Desarrollo Social, entonces a cargo de María Eugenia Vidal, necesitaba un incremento de 370 millones de pesos para el 2012 para que no aumentara la penuria y la pobreza. Sin embargo no hubo aumento, sino ajuste.
En estas condiciones, además, el presupuesto de la Ciudad es testimonial. La ahora vicejefa y presidente de la Legislatura María Eugenia Vidal lo puede hacer aprobar en la calle Perú que, de cualquier forma, Mauricio y su Gabinete lo subejecutarán a su arbitrio.
La Bs As 2.0 del 0.5
La matriz neoliberal que inspira al PRO reedita planteos perimidos. La imagen de Ciudad moderna ‘2.0’ del PRO parece una maquinación publicitaria, cual “maquiavelo”, de Duran Barba sostenida en un incesante incremento del gasto superfluo publicitario. Es pura espuma.
La desinversión con relación al presupuesto asignado en el rubro infraestructura llega al 50% (‘0.5’).
Lo mismo ocurre, según señala un reciente informe del Auditor General de la Ciudad Eduardo Epszteyn en lo concerniente al gasto social.
Este proceso vas en paralelo con un ciclo de endeudamiento que, a su vez, no se orienta precisamente a grandes obras de infraestructura. Por el contrario, es un factor de retraso. De hecho, hipotecan los futuros ejercicios (fuertes vencimientos en el 2015 y 2017) para financiar gastos corrientes. Además, se acentúa la postergación de los sectores más vulnerables.
La otra cara de la Ciudad 2.0 es la del endeudamiento y la de los prestadores privados que han más que duplicado sus costos e ingresos durante la gestion PRO. Dos realidades: una con 2 y la otra con 0 y punto.
Mauricio , el crispador
El jefe de Gobierno porteño ha decidido victimizarse.
Pero ha sido el ‘republicanismo’ PRO lo que ha resultado un incesante crispador del ánimo de los distintos sectores en la Ciudad.
En 2008 recortó viandas y becas despertando al movimiento estudiantil secundario. En 2010, el derrumbe edilicio porovocado por la ejecución de apenas el 30% de las obras establecidas, provocó el proceso de tomas de colegios más importante desde la ley federal (1992) a la fecha.
La política de Vivienda fomenta la especulación inmobiliaria y relega la vivienda social. El resultado más claro fue el Indoamericano en 2010 mientras se hacina la población en la villas. Mientras, aumentan los derrumbes trágicos por obras sin control.
El año pasado se aplicaron fuertes descuentos a los docentes en paro y ahora pretenden el cierre de grados.
Además buscan cerrar el Borda e incrementar las tercerizaciones y el achicamiento estatal. No es víctima, es victimario.
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