Cristina: Ustedes tienen que seguir escribiendo la historia.



Por Nicolás Lantos y Julián Bruschtein



En su discurso, la Presidenta agradeció a la oposición por su voto a favor de la expropiación de YPF y convocó a la “unidad nacional”. Tuvo varias frases dedicadas a los jóvenes y los convocó a “unirse y organizarse”.
Con un llamado a la unidad para avanzar sobre “políticas orientadas a cambiar el destino histórico de la Argentina” y una exaltación del rol de la juventud como garante de la continuidad del proyecto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó el primer acto político masivo de su segundo mandato, ante una multitud que los organizadores calcularon entre 100 mil y 150 mil personas que superaron la capacidad del estadio de Vélez y coparon el barrio de Liniers. Atento en el repaso de las medidas tomadas durante los últimos nueve años (y sus efectos en la sociedad) tanto como en la organización del espacio político de cara a 2015, el discurso de CFK, que fue la única oradora de la tarde, no se detuvo como otras veces en la crítica a la oposición política y mediática, sino que buscó tender puentes con otros sectores y agrupar al a veces variopinto espectro que conforma la militancia kirchnerista.


La presencia masiva de organizaciones sociales, políticas y sindicales dieron marco a una tarde otoñal en la que la única ausencia notoria, aunque con aviso, fue la de la CGT.
“La historia no se escribe en línea recta, tiene marchas y contramarchas, por eso tenemos que tener claridad. Después de vivir una Argentina dividida, tenemos la necesidad de encontrar la unidad nacional, más aún en este mundo complejo y con la oportunidad histórica que se nos abre como país y región”, arengó la Presidenta, luego de destacar “el consenso mayoritario de las principales fuerzas políticas de la Argentina que acompañaron para que el país, más allá de este gobierno, recupere YPF”. La expropiación de la petrolera le dio su tinte a la tarde, un leitmotiv que se repetía en remeras, cantitos, banderas y hasta un globo que flotaba sobre el estadio, además de que fue uno de los temas excluyentes de charla en las horas de espera al acto. Pasado el mediodía, buena parte de las tribunas ya estaban repletas mientras que el tráfico de gente que ingresaba al campo era continuo y caudaloso.
“YPF es de todos los argentinos y para todos los argentinos, y es de bien nacido agradecer a las fuerzas políticas que acompañaron. La voluntad, el compromiso y el sacrificio personal sirven para que las cosas salgan bien: por eso tenemos que trabajar juntos y organizados para que las cosas en el país salgan mejor”, insistió la mandataria.


Cristina Kirchner habló desde un atril con el lema “Unidos y organizados” ubicado en el centro de un enorme escenario, que ocupaba todo el ancho del terreno de juego, dividido en tres sectores. A ambos costados, dos palcos con capacidad para más de un centenar de personas cada uno, donde alternaban legisladores, intendentes, dirigentes políticos y sociales, Madres de Plaza de Mayo (“ojalá nunca más una madre tenga que ponerse un pañuelo en la cabeza”, les dijo) y otras figuras cercanas al kirchnerismo. Las dos alas del escenario estaban comunicadas entre sí, pero sin acceso a la “cápsula” central, donde estaba el espacio reservado a la Presidenta, y alrededor de cuarenta dirigentes de primera línea, incluyendo al gabinete en pleno, gobernadores, jefes de bloque y referentes de las organizaciones que convocaron al acto. Los lugares de privilegio, flanqueando a CFK, fueron para el titular del bloque de Diputados e integrante de la Corriente Nacional de la Militancia, Agustín Rossi; el referente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico; el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, y el diputado del Frente Transversal Edgardo Depetri, todos ellos organizadores del evento.


En segunda fila se destacaba la presencia de Máximo Kirchner, codo a codo con su tía, la ministra Alicia Kirchner; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el vicepresidente Amado Boudou. Y un dato que no pasará inadvertido para los analistas políticos: en la misma hilera (aunque del otro lado) estaba ubicado el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, hombre cercano a La Cámpora, mientras que el gobernador y titular del PJ bonaerense, Daniel Scioli, tenía su lugar justo detrás de él. También llamó la atención la presencia en un lugar destacado del secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el titular de Suteba, Roberto Baradel, un gesto de distensión luego del distanciamiento entre la mandataria y los gremios docentes tras las críticas durante su discurso de apertura del año legislativo. Lo hecho y lo que falta
CFK destacó que se haya elegido esta fecha para realizar el acto en lugar del 11 de marzo, como había sucedido el año pasado. Fue el noveno aniversario de los comicios de 2003, cuando Néstor Kirchner salió segundo aunque alcanzó la presidencia ante la negativa de Carlos Menem de someterse a un ballottage. A partir de ese día se comenzó “a construir, a partir de convicciones históricas, de principios políticos, una historia”, destacó, para rematar: “Jamás permitiremos que la vuelvan a escribir desde afuera o desde intereses contrarios a los de la Patria”.


Antes del discurso, las pantallas habían mostrado un video que, arrancando con imágenes de la represión en 2001, iba deteniéndose en los principales mojones que hacen a la “mística” kirchnerista, intercalando fragmentos de discursos de Néstor y de Cristina Kirchner. Entre el público (y arriba del escenario también) podían verse ojos vidriosos por las lágrimas contenidas. La Presidenta evocó a su marido quien, dijo, estaba presente en el acto junto con los 30 mil desaparecidos. “Pero lo más importante –remató, mirando a los militantes– es que estén ustedes.”
Luego se refirió al rumbo que tomó su segundo mandato: “Pensar que cuando hablé de sintonía fina empezaron a elaborar teorías sobre qué significaba, que se iba a retroceder –señaló, en uno de los pocos pasajes en los que se refirió a la oposición mediática y política–. Qué poco me conocen, y qué poco conocen al pueblo argentino, porque estas conquistas no pertenecen a una Presidenta sino a toda la Argentina.”





Hubo, como no podía ser de otra manera, varias frases para la juventud, ya que desde hace un tiempo es la idea-fuerza sobre la que gira el discurso y la praxis kirchnerista, en particular desde la muerte de Néstor Kirchner. Los jóvenes conformaban una amplia mayoría de la multitud que llenaba el estadio. CFK les pidió que desde la política piensen “nuevas formas de participación, de intervención del Estado, modernas, contemporáneas, junto al sector privado, siempre con la dirección estatal, porque el Estado no puede declinar su responsabilidad en políticas económicas y sociales”. Y los interpeló a que se hagan cargo de la continuidad del modelo: “Las nuevas generaciones son las que tienen que tomar la posta y la bandera, para seguir con los ideales de 200 años de historia”.
Por último, celebró sentirse “nuevamente parte de un proyecto común”. Y concluyó: “Si ese proyecto es el de un país que crece, que incluye, que protege, que brinda, que repara, es entonces el camino que alguna vez soñamos cuando éramos muy jóvenes. Ustedes tienen una inmensa suerte de vivir en democracia plena, donde cada uno puede decir, hablar y sentir lo que quiera, esto es algo maravilloso”. Luego del discurso no hubo –todo un detalle– marcha peronista. Sí sonó el jingle de la campaña de 2009, y luego una canción de Los Redonditos de Ricota. En ese momento la Presidenta, como hacía su marido, se dejó arrastrar por la multitud que se estiraba para abrazarla.







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