Los medios con la soja al cuello
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El consejo directivo de la Facultad de Ciencias Sociales aprobó una durísima resolución contra el modo en que fue cubierto el conflicto del campo y el Gobierno. Mencionan las faltas de ética, la falta de disonancias y ocultar intereses económicos.
Hace tres semanas, todavía se podían escuchar, como crítica al Gobierno, comentarios y versiones sobre el férreo control que ejercía sobre los medios. Cuando inició esa tercera semana ya no se habló más del tema. La realidad hizo añicos versiones y comentarios. Al contrario, se pudo escuchar un abanico de descripciones mediáticas sobre el lockout patronal agrario, disfrazado de justo reclamo, adueñado de la fórmula de los piquetes, pero piquetes buenos, protesta de “la gente”, temerosa, bien vestida, de familia. Crónicas sobre la gente decente.
El 1º de abril, el mismo día en que Cristina Fernández de Kirchner llenaba la plaza con “los otros”, el consejo directivo de la Facultad de Ciencias Sociales votaba una durísima resolución sobre la cobertura que realizó la mayor parte de los medios sobre el lockout agrario.
Durísima no porque asumiera una postura crítica en torno del debate retenciones sí-retenciones no, ni tomara partido en el tira y afloje del agro y el Gobierno, sino porque asumió su papel de formadora de periodistas: dentro de la Facultad de Ciencias Sociales la carrera de Ciencias de la Comunicación es la más numerosa.
“Han existido expresiones de periodistas –no corregidas ni enmendadas por colegas del propio medio o sus superiores– que, lejos de importar afirmaciones de hechos o apreciaciones opinables, llenan de vergüenza e indignación por sus contenidos clasistas y racistas, y por la supina ignorancia que revelan”, sostiene la resolución en sus considerandos.
El borrador de la resolución ya se analizaba desde que el cortocircuito de algunos medios puso en pantalla el conflicto literalmente blanco sobre negro. “De este lado, son gente bien vestida, que tienen familias, y se van temerosos porque vienen los otros, los piqueteros violentos”, dijo la cronista televisiva describiendo los roces del primer cacerolazo en la Plaza de Mayo, cuando los partidarios de D’Elía se dirigían hacia la plaza con ánimo de pocos amigos hacia los caceroleros rubios.
“Como formadores de periodistas, como espacio de análisis y de crítica, nos inquietó fuertemente el modo en que las empresas de comunicación afrontaron durante todos estos días el conflicto agropecuario –dijo a Página/12 Federico Schuster, decano de Ciencias Sociales–. Más allá de que lo de la cronista haya sido un claro prejuicio ingenuo o consciente, lo grave es que no fue corregido por un responsable”, sostuvo el decano.
La resolución del consejo directivo tampoco hizo eje en un hecho en particular sino sobre la falta “notoria de contrastes en las posiciones dadas a conocer en los medios sobre las medidas de las cuatro entidades que las convocaron, así como sobre sus causas y consecuencias”. A partir de los groseros desaciertos, el consejo puso de manifiesto “en especial para los medios audiovisuales” la “necesidad de la sanción de una ley democrática de radiodifusión que garantice los derechos del público a acceder a información plural, lo que conlleva la existencia de medidas tendientes a controlar los procesos de concentración mediática y de maniobras de monopolio informativo”.
El consejo mostró su preocupación porque los medios no manifestaran interés en enmendar los “dichos discriminatorios de quienes actúan por sus cámaras, micrófonos o páginas”, e impulsó a “los propios periodistas a que, a través de sus organizaciones, hagan públicas sus reflexiones ante actitudes antidemocráticas o discriminatorias de sus colegas y los medios de comunicación”.
El consejo resolvió finalmente exhortar al Comfer, el Inadi y el Consejo de la Mujer a poner en funcionamiento el Observatorio de la Discriminación en los medios que integran entre los tres organismos y que fue creado por decreto en el marco del Plan Nacional Contra la Discriminación.
“Estas críticas, si las dice el Gobierno queda en un umbral determinado. No por nada, al día siguiente del discurso en la plaza, dos grandes periódicos coincidieron en denunciar las críticas presidenciales como una amenaza a la libertad de prensa –aseguró Schuster–. Pero nosotros no somos ninguna estructura del Gobierno, tenemos autonomía y podemos decirlo porque somos formadores de periodistas: coincidimos en defender la libertad de prensa, pero quisimos mostrarles a nuestros alumnos que así no se hace periodismo.”
Por Horacio Cecchi
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