La mayoría de los trabajadores de la seccional porteña de ATE, el bastión de Pablo Micheli, decidió no apoyar la protesta convocada por el dirigente junto a la Federación Agraria y parte de la CGT. Moyano anunció que no irá a Plaza de Mayo.
Por Julián Bruschtein
Por Julián Bruschtein
Las diferencias por el posicionamiento ante el gobierno nacional profundizan la interna en la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Capital. “La movilización del 10 de octubre tiene reivindicaciones que son de izquierda, pero el hecho político termina siendo funcional a la derecha”, aseguró a Página/12 el secretario gremial Luciano Fernández. Así, la mayoría de los trabajadores estatales de la Ciudad no adhieren a la movilización que encabezará el dirigente de la CTA, Pablo Micheli, que selló una alianza con el titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, y con el líder camionero Hugo Moyano, quien anunció que no estará presente en la Plaza de Mayo.
“No hay unidad de acción sin unidad de concepción. El objetivo de la medida no está revelado: hacerle daño al Gobierno. La forma de relacionarnos con el Gobierno no puede ser de partido de oposición y así es como lo plantea Micheli”, sostuvo Fernández, al explicar las razones por las que una amplia mayoría de los trabajadores que responden a la ATE Capital decidieron no acompañar la medida de mañana. Fernández recordó que el paro “fue definido en un confederal de la CTA sin pasar por nuestro gremio. Cuando pedimos un plenario para debatir el tema, la conducción decidió dar por cerrado el tema”.
La semana pasada, los sectores que responden a Fernández y un grupo de opositores kirchneristas reunieron cerca de 350 delegados de cincuenta organismos del Estado para evaluar la medida convocada “sin discusión, ni debate. Allí se votó por unanimidad no adherir a la medida”. La conformación del espacio común entre independientes y el michelismo en ATE se dio a partir de “un acuerdo que iba detrás de la pluralidad y el debate”, señaló el secretario gremial de ATE, y recordó que “en 2010 no lo bancamos a Micheli para que haga alianzas por derecha, poniendo en riesgo la acumulación popular de los últimos años”. Así, el que fuera bastión de Micheli para llegar a la ATE Nacional y a la conducción de una parte de la CTA le bajó el pulgar a la iniciativa después de que cerrara la alianza con Moyano, Buzzi y sectores de la oposición política.
Por otro lado, ayer se confirmó que Moyano no asistirá a la movilización. El camionero adujo problemas de agenda, pero se trata más bien de problemas de cartel: una convocatoria de la CTA no puede tener como mayor orador al dirigente de la CGT.
“Estamos llamando a no movilizar porque el sindicato no debe ser un instrumento para hacer política partidaria. Desarrollamos tal grado de autonomía que entendemos que hay cuestiones como la recuperación de YPF o la Asignación Universal por Hijo que podemos acompañar. Hay que ponerle un freno a la discusión de cualquier cosa y discutir lo que se debe”, destacó el secretario de Organización de ATE Capital, Daniel Catalano. La seccional Capital “no boicoteará el paro”, porque en algunas provincias “los municipales están cobrando un básico de 1200 pesos”. El dirigente Alejandro Gianni, del secretariado ATE, denunció a su vez que “hay que dar cuenta de lo que están haciendo ante los trabajadores, porque se están montando a una oposición boba, rompiendo ATE en función de sus intereses políticos. Vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer para defender a los trabajadores”.
La jugada de Micheli disparó una situación que estaba contenida en el interior de la organización gremial. Pero “la forma en la que cerró una discusión tan importante, en la que se une a sectores claramente de la derecha, generó una brecha porque la movilización del 10 de octubre tiene reivindicaciones que son de izquierda, pero el hecho político termina siendo funcional a la derecha”, destacó Fernández. El gremialista apuntó al “alto componente generacional” que tiene el espacio que lograron coordinar entre dirigentes jóvenes que pasaron del Estado con matriz neoliberal de los ’90 a la situación actual, en la que “tiene un rol regulador y de control. Como dijo Germán Abdala, ‘el Estado es lo único que tienen las mayorías nacionales y populares para velar por nuestros intereses’. Y con la reconstrucción de los últimos años, los intereses de los trabajadores y del Estado van de la mano”.
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