Detuvieron al capitán Sosa presunto autor de la masacre de Trelew



El fin de un secreto de la Armada

El represor fue arrestado en una inmobiliaria de Recoleta. Un hijo de desaparecidos, que le había comprado el departamento sin saber quién era, aportó los datos para ubicarlo. Su paradero fue durante años un secreto. Está acusado de 16 asesinatos y tres intentos de homicidio por la masacre de Trelew.

Según las crónicas periodísticas de los últimos veinte años el paradero del capitán de fragata retirado Luis Emilio Sosa era uno de los secretos mejor guardados por la Armada Argentina. Sin embargo, apenas cuatro días después de que la Justicia federal librara su orden de detención, agentes de la Brigada de Drogas Peligrosas de la policía de Chubut detuvieron al marino de 73 años en una inmobiliaria de la Recoleta.

Un hijo de desaparecidos que dos años atrás le compró un departamento, sin saber que el anciano era el célebre marino acusado de masacrar a 16 presos políticos en la Base Almirante Zar de Trelew, insultó de bronca cuando lo supo y aportó un dato clave para dar con el represor. Mañana será trasladado a Rawson y el jueves será indagado por el juez Hugo Sastre.

Fueron necesarios treinta y cinco años, cinco meses y veinte días para que la Justicia argentina diera con uno de los dos principales acusados por la masacre de Trelew. Los policías chubutenses, que por su especialización en narcotráfico se movilizan de civil, se presentaron a las 14.57 en un domicilio de Austria al 2000, el último registrado a nombre de la esposa de Sosa. Los atendió un hombre joven.

No, no vive acá. Le compré el departamento hace dos años.

¿Sabe cómo encontrarlo? -preguntaron los policías.

No, no lo vi más, no tengo ninguna relación -hizo un silencio y tanta pregunta le generó curiosidad-. ¿Por qué lo buscan?

Está acusado por la masacre de Trelew -le explicaron los agentes.

El muchacho se sobresaltó con la noticia.

¡Hijo de puta! -gritó. Luego explicó que sus padres eran desaparecidos, confesó que quería ayudar y pidió “un par de horas para ver si se me ocurre alguna punta”. Revolvió papeles viejos hasta dar con la dirección de la inmobiliaria donde compró la propiedad: “Acher Salomón”, en Pueyrredón 1317, piso 3, departamento C, barrio de Recoleta.

El propio dueño recibió a los policías. No hizo falta demasiada explicación. “Es mi amigo. Su esposa trabaja acá. Los está esperando”, resumió. Levantó el teléfono y le informó al marino sobre la visita anunciada. Minutos después llegó Sosa, solo. Se entregó manso a su destino inexorable.

Por sus 73 años, el cáncer que padece y el antecedente Febres, que obligó a replantearse los criterios de seguridad a varios magistrados, Sosa quedó alojado en el edificio Centinela de Gendarmería Nacional. Hoy a las 9.30 será trasladado a Rawson en el mismo avión de la provincia que a primera hora traerá al gobernador Mario Das Neves. Mañana prestará declaración indagatoria ante el juez Sastre.

“No fue sencillo ubicarlo, todo lo contrario”, resumió el secretario del juzgado federal, Mariano Miquelarena.

“Deseaba fervientemente poder saber algo antes de morirme pero no pensaba que se fuera a concretar”, confesó emocionada Soledad Capello, la madre de Eduardo (militante del PRT-ERP), de 86 años. Durante años junto con su marido la mujer viajó 1400 kilómetros cada semana para visitar a su hijo preso en Rawson. Para ayudarlo a combatir el frío le tejía pullóveres y medias que Eduardo repartía entre sus compañeros. “Acabo de brindar. Es un placer fuera de los límites”, describió Capello, querellante con el patrocinio del Centro de Estudios Legales y Sociales.

“Recibimos la noticia con muchísima alegría, porque es una deuda histórica y un avance enorme en la lucha contra la impunidad”, consideró Luis Eduardo Duhalde, titular de la Secretaría de Derechos Humanos y uno de los abogados que viajó a Trelew después de la fuga del penal de Rawson para exigirle al gobierno de Alejandro Lanusse garantías sobre la vida de los presos capturados. “La masacre de Trelew tiene un carácter emblemático por ser el antecedente más notorio de la aplicación del terrorismo de Estado aplicado durante la dictadura.”

La Secretaría de Derechos Humanos pidió la detención de Sosa & Cía. el 22 de agosto pasado, al cumplirse 35 años de la masacre. “El juez me dijo en ese momento que era ‘un poco prematuro’ pero que lo tendría presente cuando la causa avanzara”, contó Duhalde, quien sabía que Sosa cobraba su retiro como oficial retirado de la Armada y que Panamá le denegó un pedido de radicación el 16 de mayo pasado.

Cuando Sosa despegue rumbo a Rawson, el juez Hugo Sastre les recibirá declaración indagatoria a los dos primeros detenidos: el capitán de navío (R.) Rubén Norberto Paccagnini, jefe de la base Zar que sugestivamente pidió licencia el día anterior a la masacre, y el capitán de fragata (R.) Emilio Jorge del Real, que está acusado de haber estado presente durante los fusilamientos. Ambos nombraron como defensores a dos penalistas chubutenses: Fabián Gabalachis y Gustavo Latorre.

El cabo primero Carlos Amadero Marandino tenía previsto retornar al país desde Estados Unidos esta semana. Habrá que ver si la orden de captura librada el viernes lo hizo cambiar de planes. “Del que menos datos tenemos es del teniente Bravo”, admitió Maquilarena. Carlos Guillermo Bravo, el otro “gran secreto” de la Armada Argentina, es el segundo protagonista estelar de la masacre. Tal vez en los próximos días caiga otro mito.

Por Diego Martínez

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