El filósofo de origen mexicano analizó la situación de América Latina. Reflexivo y profundo aseguró que “la arremetida que viene contra Cristina va a ser infernal”. Consciente de las dificultades que acarrea, pero también de la importancia que tendría reclamó una cumbre de presidentes en materia de comunicación y sentenció: “Los monopolios mediáticos están detrás de todos los golpes de Estado que hemos tenido”.
Por Héctor Bernardo (REVISTA 2016)
Entre muchos otros aspectos de su desarrollo académico y profesional, Fernando Buen Abad es doctor en Filosofía, master en Filosofía Política, licenciado en Ciencias de la Comunicación, docente de grado y postgrado en materias de Semiótica, Cine, Producción. En charla con Revista2016, este intelectual de origen mexicano que hoy reside en Buenos Aires habló sobre cómo, desde su campo de estudio, analiza la realidad latinoamericana, la problemática comunicacional de la región, y fue contundente al asegurar que Jorge Lanata “es un calumniador serial”.
-¿Cómo analiza la situación actual latinoamericana?
- Primero hay que decir que yo trabajo desde el campo de la filosofía, y para mí esa palabra es sinónimo de lucha. En ese sentido, entiendo que el concepto de lucha es una categoría fundamental para todos nosotros, por lo que debemos identificarlo y analizarlo donde se presente. Ahí donde haya una expresión de la lucha, ahí donde haya un cauce por donde se libere esa expresión, ahí hay que poner la mirada.
El siglo XX, con el desarrollo de los medios de comunicación, nos ha aportado una experiencia que ha ayudado a enriquecer el estudio de las luchas. Algunos llaman a este escenario “civilización de la imagen”.
-Esas luchas han generado la reacción de los sectores conservadores. Reacción que en algunos casos ha sido muy violenta.
- Esto que defino como los torrentes expresivos de las luchas también ha presionado a los viejos estamentos. El capitalismo todo está en una crisis global. Se están cayendo a pedazos las fórmulas que se consideraban intocables. El modelo económico capitalista ha demostrado su envilecimiento, ha perdido lo que tuvo de revolucionario cuando sacó a la humanidad de la edad media. Hoy ha frenado toda su capacidad de transformadora y se ha vuelto maquina destructora.
Esto se da porque por debajo los pueblos están insatisfechos, porque no puede ser que la riqueza esté tan pésimamente distribuida, que se esté depredando la riqueza del planeta de una manera tan insensible, tan irracional, tan suicida. No es posible que un planeta que es capaz de producir alimento para cuatro veces su población tenga las manchas de miseria y de hambruna que tiene. Y esta crisis estalla producto de la presión de abajo. Presión que se da contra un sistema que de por sí está incapacitado para darle espacio a una gran mayoría.
-¿Esta crisis del capitalismo es terminal o es, como han planteado algunos filósofos, como un árbol que se deshoja por partes y que después vuelve a florecer?
- Soy de los que creen que esta es una crisis terminal. Coincido con la mirada que han expresado Correa, Chávez y Evo en el sentido de que esto no tiene compostura. No es que sea una parte del sistema lo que anda fallando, es el sistema mismo el que no tiene posibilidades de sobrevivencia. En su propia lógica está contenida su incapacidad de sobrevivencia. El punto es que no se cae sólo y eso es muy claro, hay que tener la capacidad organizativa, hay que tener la capacidad política, hay que saber salir de esta crisis de dirección revolucionaria que la humanidad padece. Todavía el traccionarse, el sectarismo, la atomización de la fuerzas son nuestra enfermedad más grande.
Los pueblos que han logrado un mínimo de cohesión son los que están dando el ejemplo de por dónde se puede avanzar.
-¿Esas crisis terminales, no suelen provocar miedo al punto de volver conservadora a gran parte de la sociedad?
- Sí, y con razón. Todos nos espantamos y decimos: “¿qué va a pasar con esto?”. Hay personas que son solidarias con el capitalismo y que derraman una lágrima cuando piensan que se va a caer. Pero tiene que ver con las deformaciones a las que hemos sido sometidos, con el bloqueo informativo y con la ignorancia. Buena parte de los miedos vienen de la ignorancia.
Imagínate que hoy en Buenos Aires hay personas que tienen pánico de salir a la calle porque está toda esta avalancha de desinformación que dice que te mueres, que en la esquina te asaltan cuarenta, y todos los que salimos decimos: “Pues debe ser que sí es un problema serio la inseguridad, pero no es ese Apocalipsis que pintan algunos medios”. Sin dudas que el terrorismo mediático juega un rol clave.
Una buena autocrítica implicaría preguntarnos por qué las fuerzas transformadoras, revolucionarias o de izquierda no hemos podido construir prestigio para nuestras ideas.
-Al analizar ese problema, ¿usted haría hincapié en lo discursivo?
- Sí, pero no solamente en el discurso, porque el relato tiene que ver con la acción. Si no hay correspondencia con los hechos, el relato por sí mismo acaba siendo ficción, evasión, ilusionismo. Creo que tiene que haber una correlación de avance político y en lo económico que tiene que estar acompañado de una construcción correcta del relato.
Por ejemplo, en Venezuela hay grandes avances en distintas actividades, pero no nos enteramos porque hay un bloqueo mediático brutal. Sumado a eso, hay grandes operaciones mediáticas, como la de este hombre que se hace llamar “periodista”, de apellido Lanata, que es un calumniador serial. Eso nos genera un gran problema, que es que el relato sobre los verdaderos logros no llega a darse.
La problemática comunicacional, por lo que nos bloquea, por lo que nos silencia, por lo que nos hunde en la ignorancia es un problema de seguridad regional.
Las cadenas mediáticas, los monopolios mediáticos están detrás de todos los golpes de Estado que hemos tenido. Hace unos meses, Manuel Zelaya me decía: “Mira, en lo que va del siglo XXI ya son siete los golpes de Estado en América Latina y atrás de todos: la operación mediática”. Los imperios mediáticos amenazan a Chávez, a Correa y a Cristina. O sea, es un escenario de complejidad continental. Por eso he venido insistiendo en una cumbre de presidentes en materia de comunicación. Es indispensable, como así también lo es un foro social de la comunicación que permita abordar los temas urgentes.
-¿Qué implicaría realizar esa cumbre de presidentes sobre comunicación?
- Por un lado, son muchos los millones de dólares que transferimos anualmente por razón tecnológica. Si nos volviéramos compradores organizados tendríamos fuerza política. Sólo hay que imaginarse lo que sería planificar las compras de tecnología para América Latina sobre un proyecto de desarrollo comunicación continental. Junto a eso discutamos leyes, porque el problema de los avances jurídicos en materia de comunicación es que están todos atomizados; Correa hace unos por allá, Chávez hace otros por su lado y Argentina por el suyo. Sería fundamental una gran alianza constitucionalista a nivel continental que nos dejara levantar el derecho de comunicación al nivel de derecho humano fundamental para que no se pueda seguir manejando como mercancía, como propiedad privada. Eso significaría un salto cualitativo.
Otro aspecto de la problemática dura para una cumbre de presidentes sería el problema de la soberanía de contenidos. Todavía no somos capaces producir nuestra agenda. No hay unidad continental de agendas. Ahorita mismo, si pudiéramos hacer una estrategia comunicacional de medios alternativos y comunitarios y de medios servicios públicos de los gobiernos podríamos advertir sobre la arremetida que viene de acá a diciembre contra Cristina, por la Ley de Medios, que va a ser infernal. Hoy el derecho legítimo de la población a escuchar a la Presidenta hablar en cadena nacional es un frente de críticas que no hemos sabido cómo contestar.
-Recientemente se dio que Jorge Lanata, en el programa que tiene en canal 13 y en su columna en el diario Clarín, realizó un ataque muy duro hacia el Presidente Chávez. Al mismo tiempo, la cadena TN difundió una supuesta encuesta que daba ganador a Capriles por tres puntos, cuando hasta las encuestadoras de la oposición reconocen que Chávez estaría entre 10 y 15 puntos arriba de su rival. ¿Cómo evalúa que en Argentina el medio monopólico más importante se haya metido de lleno en la campaña electoral venezolana?
- En realidad no es solamente Argentina. En esta danza está el Grupo Prisa de España, que es uno de los principales inversionistas en Repsol; está metida la British Petroleum, que tiene proyectos de inversión y explotación en todo el continente; está la CNN, Televisa de México, Globovisión de Venezuela, O Globo de Brasil, El Mercurio de Chile, Caracol de Colombia, y Clarín y la Nación de Argentina. Es decir, todo el catálogo de los medios golpistas en América Latina, todos están ensamblados en el mismo acuerdo. Cualquier cosa que anuncia Alberto Ravel (propietario de la cadena Globovisión) en Venezuela, la repite TN en Argentina y la levanta el Grupo Prisa en España. El mismo discurso lo replican continentalmente a través de sus distintos Lanatas, porque en el continente hay ochenta Lanatas, como hay ochenta Grondonas. Se repite ese esquema porque en todos lados necesitan voceros de ese calibre de servilismo.
La matriz se basa en decir que Chávez es un dictador, que es ineficiente y que profesa un autoritarismo de tufo comunista procubano –lo cual asusta mucho a ciertos sectores del gorilismo en todo el continente–, aseguran que todo está crispado porque hay excesiva inflación y violencia y que Chávez tiene una cómplice que se llama Cristina, a la que le da órdenes como si fuera su jefe. Esa es la matriz con la que trabajan en todo el continente. Eso tiene un tufo al modelito Siria, al modelito Libia: fabrican algunos focos de supuesta insurrección de un pueblo que dicen que está harto de todo eso y en lugares como Zulia o Táchira siembran episodios insurreccionales, porque mercenarios para eso sobran. Y no estoy hablando de situaciones ficticias, acaban de detener en Venezuela a varios hombres que son de este perfil, formados en Estados Unidos, con experiencia de actividad terrorista, que se paseaban por esa zona.
Para ese modelo necesitan estigmatizar a Chávez y eso produce repudio generalizado y miedo en aquellos que muerden ese anzuelo. He conversado con jóvenes que ni la deben, ni la temen; ni se enteran, ni saben, pero tú les preguntas qué piensan de Chávez y sin saber nada te dicen que le tienen miedo, que es un dictador y que es un autoritario, y cuando les cuentas el ejercicio democrático que tienen en Venezuela no te creen, porque no les ha quedado margen para darle crédito a eso.
- Los grandes medios también han construido un estereotipo del nuevo referente de la derecha, como es Peña Nieto en México, Capriles en Venezuela, Macri en Argentina…
- Y Santos en Colombia y Piñera en Chile. Todos tienen esa impronta de yupis, jóvenes empresarios, pulcros de la moral del capitalismo joven, algunos llegan a decir que son progresistas, incluso juegan con vocabularios que no les son propios. El mismo Capriles dice que él es un hombre progresista, que tiene ideas de izquierda…
- En algún momento llegó a decir que su referente es Lula.
- Sí, y ya Lula dijo “¡No, por favor!”. Pero como te decía, el problema no es lo que ellos digan, el problema es cómo nosotros podemos contrarrestar esa ofensiva. Buena parte del trabajo es el archivo, la historia de estos personeros es absolutamente negra. Peña Nieto es el autor de uno de los actos represivos más terribles que México ha vivido en los años recientes, puso en evidencia las nuevas técnicas de la represión, que incluyen la violación de las mujeres por parte de la policía. No se nos va a olvidar Atenco. Estos tipos son criminales. Pero la protección que ha tenido por parte del aparato mediático mexicano - que es una de las mafias mediáticas más brutales de América Latina- ha sido enorme.
Yo estoy convencido de que la alianza que va a hacer Peña Nieto con Santos y con Piñera, y probablemente con el presidente de Perú, Ollanta Humala, implique que estos cuatro países -que tienen tratado de libre comercio con Estados Unidos- se asocien para proponer que se resucite el cadáver del ALCA, que está enterrado aquí en Mar del Plata, que está sepultado porque Néstor Kirchner tuvo la fortaleza de decirles: “no nos prepoteen”. Pero estoy convencido que estos personajes van a venir a tratar de levantar su zombie, que tal vez tenga otro nombre, pero el mismo propósito.
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