A mis compañeros y compañeras:
Estas líneas que les envío tienen como objetivo poder acercarle algunas reflexiones sobre el momento actual que estamos viviendo, tanto a nivel nacional como internacional y sobretodo sobre la coyuntura política.
El análisis que hagamos de la coyuntura de nuestro país, en estos momentos de disputa y definiciones electorales, se desarrolla en un mundo en crisis que, desde los países centrales se está tratando de salir a costa del pesar de sus pueblos.
Esta crisis económica, política y social del llamado “primer mundo” junto a la amenaza de una nueva guerra de EEUU en Siria, pone en jaque la posibilidad de que los líderes del mundo asuman la necesaria redefinición del modelo capitalista a escala global. No sólo eso, sino que han profundizado el hecho de que este sistema que descarga su crisis de acumulación en los pueblos, condenando a la miseria, la pobreza y la desocupación a miles de personas, cada día se vive con el peligro de la posibilidad de nuevas guerras.
A esto se suma que estamos viviendo en nuestra región, momentos que nos ponen a prueba, como es la situación de Venezuela tras la muerte de su líder Hugo Chávez; las manifestaciones populares en Brasil que nos están anunciando los reclamos de distintos sectores de la sociedad que quieren avanzar en sus derechos. El imperio junto con las derechas nacionales, aprovechan estas dificultades para presionar a nuestros gobiernos y poder imponer en la región su vieja propuesta de un nuevo ALCA que desde la Alianza del Pacífico viene a disputar un modelo de integración llevado a cabo desde estos gobierno populares de Sudamérica.
En nuestro país, Cristina Fernández de Kirchner, representando al pueblo argentino, ratifica en su política, tal como sucedió en el G20, su rechazo a la opción militar, y al mismo tiempo, ratifica el rumbo de discutir una política de paz y de crecimiento de la economía real, desarmando los paraísos financieros y volcando el consumo popular en puestos de trabajo, salarios y protección social como salida a la crisis.
Las medidas que tomó CFK en todo su mandato como continuidad del que inició Néstor Kirchner, definió la centralidad del Estado en las decisiones de la política económica y social, es decir, el bien de la comunidad por encima de los intereses de las corporaciones.
Ésta es la actual disputa de la etapa. Si bien fueron extraordinarios los avances realizados en materia económica y social, en este momento, el desafío de la Argentina es poder profundizar su rumbo de crecimiento con inclusión social o se retrocederá al peor tiempo neoliberal. No habrá medias tintas, vienen por todo lo que perdieron en esta década “ganada” para el pueblo.
Cuando pensamos en las elecciones de octubre, cuando vemos a determinados candidatos, siendo el ejemplo a tomar el de Massa, con los personajes que los rodea que es como volver en el tiempo ya superado, tomamos conciencia de que punto del camino estamos. Nos hace mirar hacia atrás y recordar todos los momentos difíciles que hemos vivido. Tenemos que tener memoria de ese país quebrado y desesperanzado que no veía la salida. No sólo se superó la situación económica alarmante en que estaba sumido nuestro país, con los índices de desocupación y hambre en que se encontraba, sino que se comenzó a construir otro modelo de país.
Un modelo de país que pone el Estado al servicio de los sectores populares: un país con independencia y soberanía. Un modelo de país que rescata nuestra historia, nuestros héroes, nuestra identidad y que juzga a los genocidas. Un país que existen los convenios laborales; que los chicos tienen la asignación universal; que se les alienta al estudio y a la superación con nuevas universidades; que vuelven los científicos que se habían ido y que hoy quieren ser parte de este proceso; que muchos van de vacaciones por primera vez en su vida y cientos de ejemplos que podríamos describir y que vivimos día a día.
Tenemos que recordar a ese pueblo que estalló de dolor con la muerte de Néstor, pero que sin embargo, se multiplicó en mil flores. Ese pueblo que está recorriendo un nuevo tramo del camino de nuestra historia y que tampoco quiere poner en práctica viejas recetas que ya sabemos como terminan, pero, intentan engañarlo con espejitos de colores, pero ahí es donde tenemos que analizar nuestro rol: qué estamos haciendo nosotros y qué debemos hacer en estos momentos
El desafío político es enorme: no podemos volver para atrás ni en ideas ni en formas de construcción política. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano.
La gran tarea de la etapa que estamos transitando y el gran desafío es que el campo nacional y popular pueda lograr que este modelo de país se haga carne en el conjunto de la sociedad, porque visualiza que ese es el camino más acertado como nación. Eso es lo que debemos lograr.
Debemos tomar más conciencia que a pesar de los extraordinarios avances que hemos logrado en esos años cuesta mucho desmantelar la matriz neoliberal heredada, achicar el poder de los grupos concentrados de la economía y superar, especialmente, la cultura neoliberal dominante que todavía tiene nuestro pueblo, incluidos nosotros, que es lo más difícil de extirpar, pues fue instalada en siglos de poder de las clases dominantes. En eso tenemos que trabajar.
Debemos tener conciencia del cambio que se dio hasta ahora en nuestro país y que queremos profundizar, todavía más. Estamos creando un nuevo modelo y con él, una nueva cultura más humana, popular y democrática. Debemos estar a la altura de las circunstancias y es analizar el nivel de toma de conciencia al que llegó nuestro pueblo y avanzar en el proceso de contracultura al poder dominante que es lo que todavía falta.
Sabemos como actúa el enemigo, debemos replantearnos cuál es nuestra forma de actuar y cómo debemos avanzar: la única que tenemos es militar como lo hemos hecho siempre desde el Frente Transversal. Debemos enfrentar la influencia de poderosos medios de comunicación. No somos sólo nosotros, les sucede a todos los pueblos, especialmente a nuestros hermanos latinoamericanos. Buscaremos, nuevas formas para llegar a nuestro pueblo o viejas formas que siempre dieron resultado: el boca a boca, los medios alternativos, el reconocer los errores y lo que todavía falta, el compartir, escuchar y dar espacios de participación en este proceso rico y novedoso que estamos viviendo en nuestro país. El llegar a todas las casas, a todos nuestros vecinos, amigos, compañeros, familiares y enfrentar el debate y sobretodo tener mística por nuestra tarea como lo hemos hecho desde el Frente. .
Hoy, la tarea primordial es militar en la campaña y llegar a las elecciones de octubre con toda la fuerza para poder lograr el mejor resultado posible. Para eso debemos consolidar un espacio de unidad y organización de la militancia con capacidad de debate y de acción. Deberemos postergar definiciones internas y políticas de alianzas, pues deberemos tomar el tiempo para un debate profundo preparatorio para un Congreso de nuestra fuerza política.
Debemos fortalecer mucho más la unidad, la acción militante, la mística y la inteligencia, de priorizar la organización popular por sobretodo, pues es la única manera de enfrentar la embestida destituyente que se profundizará cada día más.
Una hermosa consigna que nos dejó Néstor y que quedó en el seno del pueblo: Nunca Menos. Es decir lo que obtuvimos es nuestro y nadie nos lo va a quitar, ahora queremos más derechos, mejores condiciones de vida y nos movilizaremos y lucharemos por eso.
Un abrazo de compañero
Edgardo Depetri
Estas líneas que les envío tienen como objetivo poder acercarle algunas reflexiones sobre el momento actual que estamos viviendo, tanto a nivel nacional como internacional y sobretodo sobre la coyuntura política.
Esta crisis económica, política y social del llamado “primer mundo” junto a la amenaza de una nueva guerra de EEUU en Siria, pone en jaque la posibilidad de que los líderes del mundo asuman la necesaria redefinición del modelo capitalista a escala global. No sólo eso, sino que han profundizado el hecho de que este sistema que descarga su crisis de acumulación en los pueblos, condenando a la miseria, la pobreza y la desocupación a miles de personas, cada día se vive con el peligro de la posibilidad de nuevas guerras.
A esto se suma que estamos viviendo en nuestra región, momentos que nos ponen a prueba, como es la situación de Venezuela tras la muerte de su líder Hugo Chávez; las manifestaciones populares en Brasil que nos están anunciando los reclamos de distintos sectores de la sociedad que quieren avanzar en sus derechos. El imperio junto con las derechas nacionales, aprovechan estas dificultades para presionar a nuestros gobiernos y poder imponer en la región su vieja propuesta de un nuevo ALCA que desde la Alianza del Pacífico viene a disputar un modelo de integración llevado a cabo desde estos gobierno populares de Sudamérica.
En nuestro país, Cristina Fernández de Kirchner, representando al pueblo argentino, ratifica en su política, tal como sucedió en el G20, su rechazo a la opción militar, y al mismo tiempo, ratifica el rumbo de discutir una política de paz y de crecimiento de la economía real, desarmando los paraísos financieros y volcando el consumo popular en puestos de trabajo, salarios y protección social como salida a la crisis.
Las medidas que tomó CFK en todo su mandato como continuidad del que inició Néstor Kirchner, definió la centralidad del Estado en las decisiones de la política económica y social, es decir, el bien de la comunidad por encima de los intereses de las corporaciones.
Ésta es la actual disputa de la etapa. Si bien fueron extraordinarios los avances realizados en materia económica y social, en este momento, el desafío de la Argentina es poder profundizar su rumbo de crecimiento con inclusión social o se retrocederá al peor tiempo neoliberal. No habrá medias tintas, vienen por todo lo que perdieron en esta década “ganada” para el pueblo.
Cuando pensamos en las elecciones de octubre, cuando vemos a determinados candidatos, siendo el ejemplo a tomar el de Massa, con los personajes que los rodea que es como volver en el tiempo ya superado, tomamos conciencia de que punto del camino estamos. Nos hace mirar hacia atrás y recordar todos los momentos difíciles que hemos vivido. Tenemos que tener memoria de ese país quebrado y desesperanzado que no veía la salida. No sólo se superó la situación económica alarmante en que estaba sumido nuestro país, con los índices de desocupación y hambre en que se encontraba, sino que se comenzó a construir otro modelo de país.
Un modelo de país que pone el Estado al servicio de los sectores populares: un país con independencia y soberanía. Un modelo de país que rescata nuestra historia, nuestros héroes, nuestra identidad y que juzga a los genocidas. Un país que existen los convenios laborales; que los chicos tienen la asignación universal; que se les alienta al estudio y a la superación con nuevas universidades; que vuelven los científicos que se habían ido y que hoy quieren ser parte de este proceso; que muchos van de vacaciones por primera vez en su vida y cientos de ejemplos que podríamos describir y que vivimos día a día.
Tenemos que recordar a ese pueblo que estalló de dolor con la muerte de Néstor, pero que sin embargo, se multiplicó en mil flores. Ese pueblo que está recorriendo un nuevo tramo del camino de nuestra historia y que tampoco quiere poner en práctica viejas recetas que ya sabemos como terminan, pero, intentan engañarlo con espejitos de colores, pero ahí es donde tenemos que analizar nuestro rol: qué estamos haciendo nosotros y qué debemos hacer en estos momentos
El desafío político es enorme: no podemos volver para atrás ni en ideas ni en formas de construcción política. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano.
La gran tarea de la etapa que estamos transitando y el gran desafío es que el campo nacional y popular pueda lograr que este modelo de país se haga carne en el conjunto de la sociedad, porque visualiza que ese es el camino más acertado como nación. Eso es lo que debemos lograr.
Debemos tomar más conciencia que a pesar de los extraordinarios avances que hemos logrado en esos años cuesta mucho desmantelar la matriz neoliberal heredada, achicar el poder de los grupos concentrados de la economía y superar, especialmente, la cultura neoliberal dominante que todavía tiene nuestro pueblo, incluidos nosotros, que es lo más difícil de extirpar, pues fue instalada en siglos de poder de las clases dominantes. En eso tenemos que trabajar.
Debemos tener conciencia del cambio que se dio hasta ahora en nuestro país y que queremos profundizar, todavía más. Estamos creando un nuevo modelo y con él, una nueva cultura más humana, popular y democrática. Debemos estar a la altura de las circunstancias y es analizar el nivel de toma de conciencia al que llegó nuestro pueblo y avanzar en el proceso de contracultura al poder dominante que es lo que todavía falta.
Sabemos como actúa el enemigo, debemos replantearnos cuál es nuestra forma de actuar y cómo debemos avanzar: la única que tenemos es militar como lo hemos hecho siempre desde el Frente Transversal. Debemos enfrentar la influencia de poderosos medios de comunicación. No somos sólo nosotros, les sucede a todos los pueblos, especialmente a nuestros hermanos latinoamericanos. Buscaremos, nuevas formas para llegar a nuestro pueblo o viejas formas que siempre dieron resultado: el boca a boca, los medios alternativos, el reconocer los errores y lo que todavía falta, el compartir, escuchar y dar espacios de participación en este proceso rico y novedoso que estamos viviendo en nuestro país. El llegar a todas las casas, a todos nuestros vecinos, amigos, compañeros, familiares y enfrentar el debate y sobretodo tener mística por nuestra tarea como lo hemos hecho desde el Frente. .
Hoy, la tarea primordial es militar en la campaña y llegar a las elecciones de octubre con toda la fuerza para poder lograr el mejor resultado posible. Para eso debemos consolidar un espacio de unidad y organización de la militancia con capacidad de debate y de acción. Deberemos postergar definiciones internas y políticas de alianzas, pues deberemos tomar el tiempo para un debate profundo preparatorio para un Congreso de nuestra fuerza política.
Debemos fortalecer mucho más la unidad, la acción militante, la mística y la inteligencia, de priorizar la organización popular por sobretodo, pues es la única manera de enfrentar la embestida destituyente que se profundizará cada día más.
Una hermosa consigna que nos dejó Néstor y que quedó en el seno del pueblo: Nunca Menos. Es decir lo que obtuvimos es nuestro y nadie nos lo va a quitar, ahora queremos más derechos, mejores condiciones de vida y nos movilizaremos y lucharemos por eso.
Un abrazo de compañero
Edgardo Depetri
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