
Encuentro con Lula y con Mujica. ¿Cómo fue la invitación de Cristina, cómo vino…? bueno, creo que fue como resultado de nuestra construcción latinoamericana. Del trabajo enorme que estamos haciendo como Frente Transversal y como movimiento popular desde la secretaría a cargo de Oscar Laborde, su rol en Cancillería y su peregrinar permanente por encuentros y plenarios latinoamericanos que nos llevó a que hace un par de años atrás hiciéramos el Foro de San Pablo en Argentina. Allí habló Néstor Kichner ante todos los delegados internacionales y también nos recibió Cristina Fernández en la Casa Rosada.
Eso es construcción, como lo fue y es nuestro trabajo con el PT de Brasil y nuestra historia en la izquierda nacional y latinoamericana, en el peronismo, en el movimiento nacional y nuestro rol también en el movimiento popular, en el Gobierno, en la CTA, en los movimientos sociales, nos dio la puerta de entrada a construir lazos sólidos con los movimientos sociales, populares y políticos de América Latina que hoy gobiernan la mayoría de los países. Especialmente con Lula.
Eso significó nuestra anterior visita a Brasilia para entrevistarnos con Lula. Quisimos aprovechar esa posibilidad de reunirnos con Lula no solo para sacarnos una foto, sino que apostamos a que esa reunión fuera un espacio de unidad en el movimiento popular en la Argentina, más allá de como estemos parados en los procesos electorales o en las centrales sindicales. Por eso, a esa reunión con Lula habíamos invitado a los compañeros de La Cámpora, compañeros de la CGT de Hugo Moyano, a Mariotto como expresión de intelectuales, al Frente para la Victoria, a Sabatella. Fuimos con Yasky porque era clave para nosotros que estuviera la Central de Trabajadores en una interlocución con quien fue presidente de Brasil en dos oportunidades y hoy es un hombre importante de la política internacional. Y en ese compromiso que también tuvimos de la visita de Lula a la Argentina, cuando nosotros imaginamos que podía estar viniendo Lula al país. Entonces, aprovechando un poco la discusión que veníamos teniendo también con el Gobierno de cómo ir armando esa proyección de Lula en el país, tuve una invitación de la Casa Rosada de acompañar a la Presidenta en su visita a Brasilia, en una reunión cumbre con Dilma Ruseff y también en la inauguración de la Embajada argentina en Brasil, cuya piedra fundacional había puesto Néstor Kirchner cuando era presidente, junto con Lula. Fue una invitación en la que la Presidenta, de alguna manera, nos dio un lugar destacado, sabiendo de nuestra presencia y nuestra relación con el PT y con Lula especialmente.
¿Si fue bien eso? Hermoso, hermoso. Fue una caricia al alma. Aparte, nuestra llegada a Brasil vino precedida por otro triunfo para los pueblos de América Latina, que es la asunción de Ollanta Humala, rompiendo el eje que había armado los Estados Unidos con Chile, Perú y Colombia, el eje del Pacífico. Ese país hoy es tomado, gobernado, consolidado por Ollanta, un líder nacional, popular, un hombre que ha alentado la derrota del ALCA y la integración de los pueblos de América Latina.
Y para sorpresa incluso de la propia Cristina o Dilma Russeff que después la expresaron en sus discursos, o en sus análisis cuando estuvieron hablando ante la prensa, ante las comitivas que acompañábamos, o entre empresarios, sindicalistas, movimientos sociales y populares, con una extraordinaria reunión de los presidentes de UNASUR, después de la asunción de Ollanta Humala, y una caracterización que hacían las dos presidentas, del salto enorme que han pegado los países latinoamericanos. Es más, tomando decisiones estratégicas para protegerse de la crisis internacional, de la crisis del default en Estados Unidos, la crisis griega, la española.
¿Y de eso se habló en la conferencia de prensa?
Fue lo sorprendente. Como que se estaba dando un nuevo paso en la unidad real de nuestros pueblos. El tema de la crisis financiera internacional que deriva de la erupción de los capitales que huyen de los lugares de crisis económica y también la gran sobre oferta de productos de todo tipo. De bienes y servicios, industriales o de servicios que ofrecen hoy, ante también la crisis de sus mercados en el Centro, se ofrecen a bajo precio, casi como un dumping social, tan solo para poder colocar las empresas transnacionales toda esa producción en nuestros mercados.
Eso haría peligrar las fuentes de trabajo porque se sustituye lo que podría ser producción nacional por producción importada, mercancía importada. Entonces, el análisis de Cristina y Dilma, tomaban una dimensión de la aceleración en la unidad, producto de la crisis internacional y promovida por el propio presidente Santos, mocionando que se reúnan los ministros de Economía de todos los países de América Latina, ahora el 15 de agosto, para tomar medidas concretas que nos alejen de esa situación de crisis en el mundo.
Lo que hay que ver, es que los analistas de la derecha hablaban de barreras ideológicas para producir los procesos de unidad, pero después de la reunión de Unasur, está cada vez más claro que los gobiernos latinoamericanos están todos trabajando en común.
No al ALCA en Mar del Plata
Esto tiene que ver con la derrota del ALCA en Mar del Plata, ahí comienza y pega un giro la construcción del Mercosur, con los gobiernos populares que gobiernan los países en América Latina. Y con la UNASUR, con el rol de Néstor Kirchner y antes su gobierno. Algo que modifica la historia política, económica y social de la Argentina de dejar de mirar a Europa o a Estados Unidos para mirarse hacia adentro y sobre todo hacia los pueblos de América Latina. Pueblos que están demostrando un crecimiento enorme de sus economías y, aparte, crecen creando empleo y resolviendo desigualdades. Esto es lo que dejó como conocimiento el haber acompañado a Cristina y tener el privilegio de ver y poder hablar con algunos de estos representantes del gran cambio de Latinoamérica.
Y con Mujica

Si algo nos faltaba ver, era participar -también invitado por la Presidenta-, al almuerzo que se le ofreció a Pepe Mujica con una maestría y con una capacidad asombrosa... allí estuve con Hugo Yasky compartiendo la mesa. Y Pepe Mujica, el presidente uruguayo es así como se ve. Campechano, abierto. Un tipo muy frontal. Y dijo una frase ya célebre: “si los latinoamericanos no somos tan estúpidos, estamos condenados al progreso. Tenemos que tener una estupidez normal. Con que tengamos una estupidez normal, ya vamos a estar bien. Y a no pelearnos con nuestros vecinos”. Eso dijo Mujica, y es su forma de ser.
También planteó que alguna vez “el imperio nos quiso poner como estado tapón y nosotros somos un estado puente. Somos un país puente. Y planteó la crisis, que por ahí ellos en la pelea por la independencia hubiese sido mejor haber amarrado el caballo en la Pirámide de la Plaza de Mayo. “Pero buscábamos nuestra identidad y la estamos encontrando en este tiempo con nuestros hermanos- dijo- que somos más que eso, porque nacimos de la misma placenta”. Y planteó que el único país del mundo donde los uruguayos no se sienten extranjeros es en la Argentina.
Así que, la verdad, escuchar la sabiduría de este hombre al ir marcando ese rumbo de unidad y de asumir la necesidad de consolidar esta integración que debe ser complementaria y nos debe identificar en todo el mundo, ha sido realmente un escenario maravilloso. Eso en lo referente a nuestra visión de latinoamericana. Como Frente Transversal y como parte activa de este proyecto nacional y popular que comenzó Néstor y ahora sigue Cristina.
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