10 preguntas a Edgardo Depetri, diputado nacional por el Frente para la Victoria.
Por Luis San Martín (Revista Debate)
Dirigente del Frente Transversal,de la CTA y diputado nacional por el Frente para la Victoria, Edgardo Depetri habla de la existencia de una crisis en la dirigencia sindical, de una posible fractura en la CGT y critica a Hugo Moyano por querer instalarse políticamente “con la disputa callejera”.
1. ¿Cuál es su visión del escenario sindical hoy?
En principio, hay una fractura muy importante en la CGT. Hugo Moyano lanzó una escalada de confrontación contra el Gobierno que incluyó la toma de plantas de combustibles y, luego, el acto en Plaza de Mayo. Lo hizo porque sabe que no tiene los congresales que necesita para ser reelecto como secretario general. Jamás hubo un comité central confederal o congreso convocado para discutir una conducción de su central. La decisión de Moyano de instalarse a través de la disputa callejera hace que pierda relevancia y se plantee la posibilidad concreta de una fractura.
2. Con esa fragmentación, ¿no se pierde capacidad de representación, de lucha?
En el movimiento sindical hay un problema de conducción política, una crisis de dirigencia. Se buscan espacios de poder y se dirimen cosas en función de los intereses de aparato. Por eso no alcanzan a unificar el rol del movimiento obrero en esta etapa política, económica y sindical que vive el mundo. Ahora, está claro que los trabajadores han recuperado protagonismo con el gobierno de Cristina, gracias a la centralidad del trabajo, a un modelo de distribución del ingreso con eje en la industrialización, a la recuperación del salario, a la asignación por hijo.
3. ¿Y por qué semejante división? ¿A quién le conviene?
A nadie. Las divisiones no tienen que ver con las necesidades de los trabajadores sino con disputas de poder de los dirigentes que apuestan a diferentes proyectos.
4. ¿Es posible una unificación de la CTA?
Esa posibilidad se perdió en el último proceso electoral, donde no se pudo garantizar que los trabajadores pudieran elegir, con el voto secreto y directo, a su conducción. No fue un problema de falta de decisión de los trabajadores, sino que se comprobó el fraude electoral. Hay que volver a discutir la reconstitución del movimiento sindical y poner el debate sobre la democracia y la unidad.
5. El voto directo, entonces, ¿es un principio de solución para la crisis de la dirigencia?
Las claves son retomar la idea de elegir la conducción por el voto directo, pero también plantear la participación de las minorías en las conducciones, las cuestiones de género, ampliar la participación de las mujeres y los jóvenes.
6. De todos modos, no parecería posible hoy.
Hay una fortísima crisis de representación en el movimiento obrero, cruzado por intereses diversos. Existe connivencia de las patronales con dirigentes sindicales, hay intereses partidarios... También una vocación de muchos sectores sindicales de atarse a intereses de grupos de poder. De todas formas, hay sindicatos que construyen democráticamente y representan los intereses de los trabajadores.
7. ¿Son los dirigentes o las estructuras rígidas los que no permiten el cambio?
El actual modelo sindical va a seguir disputándose en los pocos márgenes que dan los aparatos y con conducciones que tienen la capacidad de legitimarse en función del grado de poder que tienen en sus estructuras. Por eso la crisis y por eso esta división.
8. La crisis internacional es amenazante. ¿Puede repercutir en pérdidas de puestos laborales?
Creo que no. Este Gobierno ha restituido la legitimidad del trabajo. Por eso los trabajadores no van a confrontar con este proyecto, porque saben que los representa. Cinco millones de puestos de trabajo creados, la reconstrucción de los “convenios colectivos de trabajo” como institución… En 2003 había 300 o 350 convenios; hoy, más de 1.800. La Argentina prioriza la defensa del trabajo y de los ingresos.
9. ¿Por quién se inclinaría al frente de la CGT? ¿Por Antonio Caló u Omar Viviani, por ejemplo?
No me corresponde opinar sobre eso. Ahora, quien fuese, debe poner como cuestión central la defensa del trabajo, pero nunca en confrontación con el Gobierno, que representa sus intereses. Y mucho menos estar al servicio de los enemigos de la clase trabajadora.
10. ¿A qué enemigos se refiere?
Hay sectores que quieren volver a la política de ajuste y de represión. Con la Mesa de Enlace, por ejemplo, hay intereses enfrentados. Con Cecilia Pando, que quiere liberar a los genocidas, también. Ir a la Plaza de Mayo con Héctor Magnetto es hacerlo de la mano del hombre que planteó la idea destituyente y quiere restituir la gobernabilidad de los grupos económicos y de las empresas. Por eso, se necesita un secretario general que ayude a consolidar el proyecto nacional.
Por Luis San Martín (Revista Debate)
Dirigente del Frente Transversal,de la CTA y diputado nacional por el Frente para la Victoria, Edgardo Depetri habla de la existencia de una crisis en la dirigencia sindical, de una posible fractura en la CGT y critica a Hugo Moyano por querer instalarse políticamente “con la disputa callejera”.
1. ¿Cuál es su visión del escenario sindical hoy?
En principio, hay una fractura muy importante en la CGT. Hugo Moyano lanzó una escalada de confrontación contra el Gobierno que incluyó la toma de plantas de combustibles y, luego, el acto en Plaza de Mayo. Lo hizo porque sabe que no tiene los congresales que necesita para ser reelecto como secretario general. Jamás hubo un comité central confederal o congreso convocado para discutir una conducción de su central. La decisión de Moyano de instalarse a través de la disputa callejera hace que pierda relevancia y se plantee la posibilidad concreta de una fractura.
2. Con esa fragmentación, ¿no se pierde capacidad de representación, de lucha?
En el movimiento sindical hay un problema de conducción política, una crisis de dirigencia. Se buscan espacios de poder y se dirimen cosas en función de los intereses de aparato. Por eso no alcanzan a unificar el rol del movimiento obrero en esta etapa política, económica y sindical que vive el mundo. Ahora, está claro que los trabajadores han recuperado protagonismo con el gobierno de Cristina, gracias a la centralidad del trabajo, a un modelo de distribución del ingreso con eje en la industrialización, a la recuperación del salario, a la asignación por hijo.
3. ¿Y por qué semejante división? ¿A quién le conviene?
A nadie. Las divisiones no tienen que ver con las necesidades de los trabajadores sino con disputas de poder de los dirigentes que apuestan a diferentes proyectos.
4. ¿Es posible una unificación de la CTA?
Esa posibilidad se perdió en el último proceso electoral, donde no se pudo garantizar que los trabajadores pudieran elegir, con el voto secreto y directo, a su conducción. No fue un problema de falta de decisión de los trabajadores, sino que se comprobó el fraude electoral. Hay que volver a discutir la reconstitución del movimiento sindical y poner el debate sobre la democracia y la unidad.
5. El voto directo, entonces, ¿es un principio de solución para la crisis de la dirigencia?
Las claves son retomar la idea de elegir la conducción por el voto directo, pero también plantear la participación de las minorías en las conducciones, las cuestiones de género, ampliar la participación de las mujeres y los jóvenes.
6. De todos modos, no parecería posible hoy.
Hay una fortísima crisis de representación en el movimiento obrero, cruzado por intereses diversos. Existe connivencia de las patronales con dirigentes sindicales, hay intereses partidarios... También una vocación de muchos sectores sindicales de atarse a intereses de grupos de poder. De todas formas, hay sindicatos que construyen democráticamente y representan los intereses de los trabajadores.
7. ¿Son los dirigentes o las estructuras rígidas los que no permiten el cambio?
El actual modelo sindical va a seguir disputándose en los pocos márgenes que dan los aparatos y con conducciones que tienen la capacidad de legitimarse en función del grado de poder que tienen en sus estructuras. Por eso la crisis y por eso esta división.
8. La crisis internacional es amenazante. ¿Puede repercutir en pérdidas de puestos laborales?
Creo que no. Este Gobierno ha restituido la legitimidad del trabajo. Por eso los trabajadores no van a confrontar con este proyecto, porque saben que los representa. Cinco millones de puestos de trabajo creados, la reconstrucción de los “convenios colectivos de trabajo” como institución… En 2003 había 300 o 350 convenios; hoy, más de 1.800. La Argentina prioriza la defensa del trabajo y de los ingresos.
9. ¿Por quién se inclinaría al frente de la CGT? ¿Por Antonio Caló u Omar Viviani, por ejemplo?
No me corresponde opinar sobre eso. Ahora, quien fuese, debe poner como cuestión central la defensa del trabajo, pero nunca en confrontación con el Gobierno, que representa sus intereses. Y mucho menos estar al servicio de los enemigos de la clase trabajadora.
10. ¿A qué enemigos se refiere?
Hay sectores que quieren volver a la política de ajuste y de represión. Con la Mesa de Enlace, por ejemplo, hay intereses enfrentados. Con Cecilia Pando, que quiere liberar a los genocidas, también. Ir a la Plaza de Mayo con Héctor Magnetto es hacerlo de la mano del hombre que planteó la idea destituyente y quiere restituir la gobernabilidad de los grupos económicos y de las empresas. Por eso, se necesita un secretario general que ayude a consolidar el proyecto nacional.
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