EL Frente Transversal en Congreso. La carpa del aguante



Aguante Cristina. Aguante el pueblo. Ya ha anochecido en Plaza de los dos Congresos. No ha paz. El desfile humano sigue siendo el espectáculo. Hay canales de todos los colores y salidas al aire. Es, se podría decir, parte del pulso que tiene la imagen, es lo que se está mirando en el país. En un pueblito de la Puna o en Tierra del Fuego están ante el mismo objeto luminoso.

Y las discusiones.

Y la tensión que produce este encontronazo, que comenzó siendo entre el gobierno y la pampa gringa y que se ha extendido hacia el resto de la sociedad: han surgido los caceroleros, la derecha dura y también se han reagrupado desde el inicio del conflicto, los movimientos sociales. Y en la Plaza de los Congreso esto también está visible. Son los movimientos populares los que han venido bancando la parada.

Y el Frente Transversal tiene la carpa clavada frente al Congreso. Los compañeros, compañeras, han venido haciendo el aguante durante días. Hay hojas colgadas anunciando eventos, hay cartelones de Octubre o la Cámpora o todo los "haceres" de las otras agrupaciones. Afuera se entregan folletos, diarios. Se habla. Se habla de lo que no hablan los grandes medios de difusión.

Y en esto se podría ir toda la nota, hablar de los medios en la “carpa verde”. Realmente, ha quedado al desnudo la carencia de una prensa propia apropiada al momento. Tampoco se ha podido, desde las organizaciones sociales, armonizar una estrategia comunicacional. ¿Es esto una crítica? Y si, Una autocrítica en todo caso. Todos somos responsables de seguir actuando como tribus mientras el enemigo estrecha filas, se abroquela y nos da una cátedra de cómo se hace, como se arma de operativo mediático. Y sobre todo como se sostiene.

Bueno. Ya veremos como se soluciona esto.

La carpa del Frente. Llega Edgardo, llega Sandra Cruz. Está Alicia con tres celulares luchando por atender todos los llamados que recibe Edgardo. Y Nery, Duillo Quiroga, Juan Pablo, esta Madre Coraje de la villa Madero – La Matanza- y compañeros que suman, que trabajan en ese cuerpo a cuerpo que es hablar con la multitud que día a día se arrima a las carpas.

Y en pleno invierno, Buenos Aires vive en primavera. Un clima benigno.

En la carpa de los pueblos originarios. Son dos mujeres. Hablan de su tierra. Dicen ellos han quedado fuera de la discusión, que como siempre, los pueblos originarios no merecen la tierra, no tienen el derecho a ser reconocidos. Y se explican o al menos intentan ser entendidos. Que no todo sea desborde mediático: “el campo”, la pampa gringa y su extensión sojera hacia los confines de todo lo que sea desmontable y convertido en “ese yuyo”, es la única realidad.

Eso desde los medios.

En las carpas es lo que se discute, de lo que se habla. Tampoco los campesinos o quinteros –como antes se los llamaba a quiénes cultivan dos o tres hectáreas- han sido visibilizados en la contienda.

Las carpas son un símbolo que el indio existe, que el pequeño chacarero existe, que la prepotencia que a modo de la carne de cañón de las multinacionales cerealeras, hacen los Buzzi y compañía, son la realidad.

Hay grandes pancartas colgadas: aguante Cristina; Kirchner conducción, dicen. Hay revuelo, ha llegado la nueva estrella mediática, De Angelis está en un programa a cielo abierto. Las cámaras corren. Los fotógrafos, los medios. Mónica Gutiérrez y Andino, de América 2.

Una cantidad importante de gente al rodeo del cerco, algunos acodados, otros observando. Aplausos para De Angelis. Es una estrella. Habla duro. Levantamos la carpa y volvemos a las rutas. Esto es cosa de la presidenta, si ella quiere se soluciona sino seguimos.

Etcétera.

No es lo que importa. Importa como le daban las preguntas que no lo eran, eran solo el pié para que De Angelis pudiera explayarse. Todo calmo, entre gestos de aprobación por parte de la periodista locutora.



A lo nuestro.

Se va la estrella mediática del conflicto y le toca el turno a Edgardo Depetri. Los periodistas son los mismos, Mónica Gutiérrez y Guillermo Andino. Y Edgardo. Y ahí dio comienzo el “operativo”, lo que viene sucediendo en todos los medios. No son preguntas, son agresiones.

Edgardo explica, se defiende bien. No viene al caso lo que dijo. Viene lo que significa en estos momentos “la prensa”. Para los que tenemos años, sólo es comparable cuando comenzaron a bombardear a Isabel Perón (aunque la comparación sea lamentable).

La dulzura que tenía el rostro de la periodista Gutiérrez ante de Angelis se había transfigurado. Duro, acosando, culpando, buscando el flanco donde meter la estocada. No era una periodista ejerciendo su trabajo sino un contrincante. Edgardo fue bien. No pudo evitar la dureza en el rostro. La misma dureza que tenía la periodista.

Esto es así. Hasta uno se puede acostumbrar a este periodismo. Puede ser. Pero aquí volvemos al centro del problema comunicacional a lo largo de todo este conflicto entre “el campo y el gobierno”.

Porque ahí, así lo han vendido. Los verdaderos impulsores de esta dura confrontación han logrado seguir a la sombra. Monsanto, Cargill, el imperio y las multinacionales, son el rostro de gaucho betuno y trabajador de De Angelis.

Regreso a la carpa.

Ya hay menos tráfico. La mole del Congreso se recuesta sobre un cielo bajo, sin nubes. Es Buenos Aires. Dentro de la carpa, compañeros, compañeras, se preparan para hacer el aguante. Ceban mates, saludan a los que se van.

Un día de lucha. Otro más ha concluido

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