Aguante Cristina, carajo


Se aprobó la ley de retenciones

Noche de garúa. Hasta la cúpula del Congreso se borrenea en un cielo de nubes bajas. Luces de semáforo que se pierden por Callao. No hay luna rodando. Sólo esa marisma y la noche en una noche que quedará como para contarla. Las banderas. Algún desprevenido que todavía tiene el entusiasmo de gritar, “aguante Cristina, carajo”. Vamos Cristina.

Y están los compañeros, está el aguante, está el Frente Transversal. Estamos. Hemos estado desde el inicio, cuando “el campo” largo el lockout patronal más feroz de la historia de nuestro país.

Y la noche se alarga sobre Buenos Aires.

Dice una crónica:

"Aguante" de cientos de kirchneristas frente al Congreso “Los alrededores del Congreso de la Nación eran anoche el escenario de una importante concentración de militantes kirchneristas, que con banderas y bombos se manifestaban en apoyo al proyecto oficial de retenciones móviles a las exportaciones de granos.

Pese a la fría llovizna, varios centenares de simpatizantes oficialistas permanecieron estoicamente sobre la Plaza de los Dos Congresos y sus calles adyacentes para "hacer el aguante" a los diputados oficialistas que defendían la iniciativa girada por el Ejecutivo en el recinto.




Llegaron a bordo de decenas de micros promediando la tarde, pero fue cerca de las 19, cuando el kirchnerismo obtuvo el quórum, que lanzaron el primer grito de victoria acompañado de fuegos artificiales y bombas de estruendo que retumbaron en las principales arterias del microcentro. Algunos con redoblantes, otros embanderados, todos apoyando la iniciativa oficial, los militantes se las ingeniaron para seguir el debate desde los móviles de prensa y algunas carpas K, aunque las principales novedades corrieron de boca en boca desde un extremo a otro de la plaza.
Hay banderas del Movimiento Evita, Barrios de Pie y La Cámpora, Compromiso K, Frente Transversal, Juventud Peronista, y 26 de Julio, entre otras, representadas en su mayoría por militantes del conurbano bonaerense…”

“Conurbano bonaerense”. Cuando somos nosotros, somos los arreados por el “sanguche”, somos el conurbano, los negros. Cuando ellos hacen cacerolazos instigados por la prensa “blanca” –La Nación y “el diario que miente”, son ciudadanos que protestan. Nada nuevo.

Han sido y seguirán siendo cómplices: son cada vez más prensa amarilla, televisión amarilla y radios de habladores pagos por los grandes avisadores y el imperio. Aquello de Fidel en Córdoba, cuando le respondió a un periodista, ¿Cuánto te pagan por hacer esa pregunta? ¿Cuánto ganan estos charlatanes? O simplemente son parte del odio –cooptados por el odio.

Todo el conflicto estuvo signado por el racismo, la fobia a las patas en la fuente y a “esa mujer”. Que no es Eva. No quiere serlo. Cristina Fernández es demasiado inteligente como para imitar un modelo inimitable. Y tiene suficiente agallas para ser ella, Cristina. No la mujer de Néstor Kirchner, sino Cristina.

Vamos Cristina, carajo.

Otra vez grita el desubicado. ¿De donde saca energía? Y no está borracho. O no de vino. Puede que esa alegría le venga de familia, esa enfermedad que se hereda, “incorregible como diría un escritor ya muerto: incorregibles.

Sobre el palo, la bandera del Frente Transversal. Va y viene, haciendo como un dibujo en el aire. A su lado está Norma, está Nelson, los compañeros. Vamos Cristina, carajo.

La prensa. Los medios, los que arman la agenda. Han mentido, han jugado hasta el límite. Y la estrategia siempre es la misma, ver quién se equivoca ese día, quién dijo algo que no debería haber dicho: como Néstor con la deuda externa. Chicaneando con eso. Buzzi chicaneando a Kirchner, De Angeli. Los siguen las cámaras, los han venido siguiendo durante todo el conflicto.

Si ellos matan de hambre una población, si no dejan llegar medicamentos a los hospitales, están –para los grandes medios- actuando en defensa del “campo”. El campo es el gringo bueno, trabajador de sol a sol, al cual el gobierno, y sobre todo “esa mujer”, les quitan la comida de la boca.

Por Dios. Cuanta mentira. Y no van a bajarse de ese caballo. Ahora van a encontrar otras. No habrá tregua para Cristina ni para nadie de su gobierno. Y mienten, mienten. La carpa del aguante

Hay que levantar la carpa –llega la orden, seguramente de Edgardo. Ya, el aguante llega a su fin. Hay cansancio. Está Niko, el matancero, como si nada. Aguante Niko. Y los semáforos que parpadean del verde al amarillo y del amarillo al rojo. Se van perdiendo por la noche solitaria, se alejan como guiños, como si fuera una noche como otras.

Los compañeros, comienzan a quitar todo, guardar los equipos de mate, las banderas se reparten. Y hay que esperar. La noche del aguante. La noche del 4 al 5 de julio de 2008 será historia.

Están las banderas. Van llegando compañeros. Otros se escabullen en las sombras. Hay que dormir bajo algo que cobija de la garúa. Otros siguen llegando. Y el compañero, que grita cada 12 minutos –lo cronometramos- Aguante Cristina, carajo.

Vigilia larga, casi eterna. Hay estrellas en el cielo. Por momentos. Y ahí nomás, en los edificios, en las torres, en cada calle, esta ciudad duerme. Por alguna ventana parpadea la luz de un televisor. Hay espera. Dejar pasar el tiempo.

Fin de fiesta

Ahora conocemos la votación. Por la pantalla gigante, Edgardo Depetri, último orador de la jornada, refutando a la conversa Patricia Bullrich, hemos soportado 100 días de lockout patronal sin reprimir, hemos demostrado que somos realmente democráticos. Y pensamos que el Estado debe existir, que el Estado tiene el derecho y deber de ejercer el poder sobre la distribución de la riqueza.

Edgardo.

Una arenga clara, para el pueblo. Porque el pueblo está ahí afuera defendiendo al gobierno contra el golpismo, contra el privilegio. Sí. Es Depetri, Ate, Cta, Frente Transversal, minero, hijo de obreros, quién habla. Hay paradojas, siempre, como dice Galeano, paradojas. Y que sea un ex minero, un representante de los trabajadores quién cierre el debate en el Congreso de la Nación… bueno, es lo que odian. Es lo que no perdonan.

Pero Edgardo está ahí. Seguirá estando ahí, aunque no les guste. En un momento sale a saludar. Lo levantan en andas, lo van llevando por todas las carpas. Le reconocen eso, el ser un trabajador, tener esa matriz que tiene historia, la matriz del trabajador sabe, lo lleva en la sangre que significaron los golpes del 55 y del 76.

Sabe. Los compañeros y compañeras que ahora lo abrazan, y que vienen haciendo el aguante desde hace días y días, también lo saben, tienen la certeza que significa que “gane el campo”: el fin del proyecto político, social y cultural que significa, pueblo. El derecho al estudio, al trabajo, a la vivienda digna.

Edgardo vuelve al Congreso.

Y afuera, ya pasado el medio día, el compañero, ya afónico, grita Aguante Cristina, carajo.

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